Historia Contemporánea, 2019, 60, 730-732 https://doi.org/10.1387/hc.20713
HC
ISSN 1130-2402 – eISSN 2340-0277
MAYAYO, Andreu, TÉBAR, Javier (eds.), En el laberinto. Las izquierdas del sur de Europa (1968-1982), Comares, Granada, 2018, 125 pp.
La izquierda del sur de Europa en la década de los 70 se asomaba al poder y se veía a sí misma en disposici de acometer grandes transformaciones. Después de décadas de marginacin política (como en los casos de Italia
o Francia) o condenada a la clandestinidad (como bajo las dictaduras griega, portuguesa o espala), la izquierda intuía que la salida a su particular laberinto estaba cerca. Es más, en el sur de Europa parecía que estaba más cerca que nunca. Pero en el momento culminante de la acumulacin de fuerzas, o siguiendo la imagen metafica de la parábola utilizada por los editores del libro, tras línea ascendente, llegel movimiento declinante. El presente libro repasa, gracias a las aportaciones de diferentes especialistas, como en los casos analizados la posibilidad de gobernar se limita la izquierda socialdemcrata, sustituyendo además las propuestas socializadoras por medidas modernizadoras.
Geoff Eley destaca que las revueltas de 1968 ponían de manifiesto el agotamiento de los consensos de la época dorada del capitalismo y la adopci de nuevas pautas culturales. Eley se centra en los casos del PCI y del PCE como ejemplos de los dilemas planteados ante su posible acceso al poder. En el caso italiano, la estrategia eurocomunista y el compromiso histico eran claves para alejar las tentativas reaccionarias de carácter violento, pero el secuestro y asesinato de Aldo Moro supondría un cambio de escenario que arrastraría al PCI a una lica de defensa de «la ley y el orden» que anulsu potencialidad revolucionaria. En el caso del PCE, el eurocomunismo fue ligado a una «estrategia de responsabilidad», decisiva para la consolidaci de la democracia en Espa. No obstante, la debilidad electoral en democracia del partido hegemico del antifranquismo, unida a una pésima gesti interna de las discrepancias, supondrían límites infranqueables para el partido.
Profundizando en el caso italiano, Andrea Sangiovanni nos muestra cmo los as setenta son los de auge y crisis de las izquierdas, con la aparici de nuevos actores surgidos en la década anterior, en un contexto de profunda modernizacin de la sociedad y de miedo a la involucin política por la «estrategia de la tensin». Pero la crisis econmica (abandono de la centralidad productiva de la fábrica fordista y extensi del trabajo precario) alejarían del PCI a muchos jvenes, que a la vez que no compartían ni sus recetas de austeridad ni su ética del trabajo, denunciaban la «sociedad de los sacrificios» y reivindicaban el «derecho al lujo», derivando en casos de violencia callejera y apoyo a actividades terroristas. De esta forma, mientras el PCI se vio arrastrado a una dinámica que lo identificaba como la «nueva policía» del régimen, el PSI supo presentarse como el mejor canalizador de los deseos de una sociedad en ebullicin,
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una ebullici que, paradicamente, acabaría por sustituir el compromiso colectivo por diferentes salidas de tipo individual.
Siguiendo el texto de Xavier Vigna, la herencia del 68 en Francia se prolongaría hasta la década siguiente. La refundaci socialista de 1971, con François Miterrand, supuso la posibilidad de unir a la izquierda en torno a un programa com (1972) para gobernar Francia y superar el capitalismo. En las elecciones presidenciales de 1974, Miterrand se quedará muy cerca de la victoria en la segunda vuelta, con su 49’8% de los votos. La dinámica unitaria favorecerá sobretodo a los socialistas, a pesar de la ruptura con los comunistas en 1977. Simultáneamente, asistimos al incremento de la conflictividad laboral de los trabajadores especializados no cualificados (con una organizaci científica del trabajo en continuo perfeccionamiento), a la segunda oleada feminista (ligada al acceso de la mujer al anticonceptivo y a la legalizaci del aborto) y a la irrupci del movimiento ecologista (protagonizando el rechazo a la energía nuclear); unos cambios que los socialistas entenderán mejor que los comunistas, factor que les permitirá erigirse como alternativa ganadora en 1981.
La izquierda griega, en su lucha contra el régimen de los Coroneles, es analizada por Magda Fytili, destacando que los comunistas del KKE habían ocupado todo el espacio de la izquierda desde la II Guerra Mundial hasta la década de los 60, cuando el partido se divide entre KKE Exterior (prosoviético) y KKE (que evolucionaría hacia el eurocomunismo). A la crisis interna comunista habría que sumar la aparicin de una competencia real: el PASOK, partido socialista con discurso populista, autogestionario y anticapitalista, y el carismático Andreas Papandréu al frente. Su éxito sería una «mezcla de radicalismo verbal y de moderaci práctica», pasando de los objetivos socialistas a presentarse como partido antiderechista. Mientras, los comunistas, volcados en la conquista de la democracia y su propio reconocimiento institucional, quedaban atrapados en una dinámica parlamentaria que les llevaba a una posici defensiva ante los movimientos sociales. De la misma manera que en Espa y Portugal, los socialistas tuvieron más éxito a la hora de representar el cambio político para sociedades que vivían acelerados procesos de modernizaci.
Por su parte Manuel Loff y Álvaro Cia desgranan el papel de las izquierdas portuguesas en el final de la dictadura reaccionaria más larga de la Europa del siglo XX, dando lugar a un proceso revolucionario, entre abril de 1974 y noviembre de 1975, que se planteaba la «construcci de una sociedad socialista». Los comunistas del PCP, liderados por Álvaro Cunhal y alejados del eurocomunismo, desde los as sesenta insistían nuevamente en la «vía insurreccional», entendiendo el «25 de abril» como una confirmacin de sus planteamientos. Por su parte el Partido Socialista, de tradici más republicano burguesa que obrerista y donde destaca la figura de Mário Soares, a pesar de las tentativas iniciales de cooperaci (1973), se acabará convirtiendo en la opci anticomunista por excelencia y en partido de gobierno.
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Finalmente, para el caso espaol, Carme Molinero, seala la movilizacin democrática como fundamental en el fracaso del proyecto continuista del primer gobierno de la monarquía, una movilizaci donde los comunistas fueron protagonistas para «ensanchar los límites de la legalidad hasta que se logre imponer la totalidad de los derechos democráticos». Por su parte el PSOE se había limitado a mantener la actividad en el exilio esperando su oportunidad política, aupado por la coyuntura internacional, la radicalidad discursiva, el pragmatismo político y el recuerdo de unas siglas histicas acompadas de una direcci renovada. A partir de aquí, mientras los socialistas se presentarían como alternativa de poder, tras los excelentes resultados electorales de 1977, el PCE se convertiría en el gran defensor de la política de concertaci y el gobierno de concentraci para compensar su posici minoritaria y quemar etapas en su acceso al poder. El resultado sería un PSOE convertido en «referente tranquilizador para la sociedad» (con abandono del marxismo incluido) que ganlas elecciones de 1982, y un PCE desangrado en luchas intestinas.
La obra concluye con 76 perfiles biográficos, elaborados por Laura Rozalén, que completan la contextualizaci del libro. Un libro donde se pone de manifiesto, como bien selan los editores, que con los as ochenta asistimos a un punto de inflexi declinante en la acumulaci de fuerzas que pretendían una transformaci política, no so en un sentido democrático, sino también socialista.
José Manuel R Fernández
Historia Contemporánea, 2019, 60, 730-732