Historia Contemporánea, 2019, 61, 1089-1091 https://doi.org/10.1387/hc.20950
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ISSN 1130-2402 – eISSN 2340-0277
IPIÑA BIDAURRAZAGA, Aritz, Represi y terror franquista en la Diputaci de Bizkaia: fusilamientos y depuraci (1936-1937), Pamiela, Pamplona, 2018, 333 pp.
La obra de Aritz Ipi sobre la depuraci de los funcionarios de la Diputaci de Bizkaia tras la captura del Territorio Histico por parte de las tropas franquistas, se ensambla dentro del conjunto que el mismo autor realiza sobre la depuraci los empleados vizcaínos por parte de la dictadura. Es por tanto una obra de continuaci y complementaci del extenso mapa de empleados de toda Vizcaya en el que ha estado trabajando Ipi: el cierre de una trilogía de la que forman los libros sobre los empleados del Ayuntamiento de Bilbao (La depuraci y represi franquista de las empleadas y empleados del Ayuntamiento de Bilbao (1936-1976), Ayuntamiento de Bilbao, 2017) y los empleados de los diversos municipios vizcaínos (La depuraci de las empleadas y empleados municipales de Bizkaia durante la Guerra Civil y la dictadura franquista (1936-1976), IVAP, 2017).
La depuraci que realizaron las Administraciones franquistas no es un proceso que se circunscribe a los primeros aos de la dictadura franquista. Tal y como explica Aritz Ipi, el objetivo de esta depuraci fue hacer una tabula rasa entre el funcionariado para eliminar cualquier rastro del régimen democrático anterior, en este caso representado en quienes trabajaron para el mismo. Por tanto, como el mismo autor reconoce, es un proceso inextricable con la naturaleza de la dictadura misma. La naturaleza de dicho proceso fue doble: preventiva y punitiva (Josefina Cuesta, pág. 14), esto es, se tratde aplicar la profilaxis sobre las ideas nacionalistas e izquierdistas entre los trabajadores de la Diputaci, y por extensi, en palabras del autor, un objetivo político que «pretendía el control total de la Diputaci», así como buscar «la creaci de un clima de sometimiento» (págs. 13-15).
El ingente trabajo de archivos realizado por Aritz Ipi ha sido la columna vertebral de la obra. El esfuerzo que ha hecho el autor por poner nombre a los empleados vizcaínos, se ve compensada en esta obra mediante completas y minuciosas listas realizadas. Éste ha sido un objetivo marcado por el propio autor desde la propia introducci de la obra. Pero el trabajo realizado por Ipi Bidaurrazaga no se detiene allí, sino que ha sido capaz de ir desglosando cuerpo por cuerpo y secci por secci todas las áreas de la Diputaci de Bizkaia, así como diseccionar la edad media, sanciones, género (20% de empleadas mujeres al comienzo de la guerra), antigdad en el empleo y «color político» de cada secci (aquí hay dos conclusiones interesantes que saca Ipi: a) que la afiliaci política era más amplia que la sindical y b) que pese a que el sector mayoritario entre los empleados de la Diputaci era la derecha —46% de los empleados—, los empleados de este sector eran los menos propensos a afiliarse a alguna
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organizaci política) y cruzar diferentes datos. Si la depuraci, en palabras de Jaume Claret es una «cartografía del dolor»; lo cierto es que Aritz Ipi ha conseguido hacer un mapa bastante exacto del mismo, trascendiendo la tendencia existente de investigar la depuraci de maestros y maestras, de cuya secci existe una ingente bibliografía; así como, en medida de lo posible la suerte posterior de los empleados. En total, en torno al 60% de los empleados fue sancionado de diferente manera, entre ellos encontramos un 42% de destituidos, y un 15% de sancionados econicamente —siendo la Imprenta y la Draga Euskalduna los más afectados por secci—; en torno al 21% (250 empleados al menos) sufrieron juicio —en torno el tercio de ellos fueron encarcelados—, y en torno al 5% fueron fusilados o asesinados por los golpistas —siendo el Cuerpo de Mines el cual más sufriésta suerte—. Sin embargo, Ipi Bidaurrazaga establece un matiz que en ciertos casos actude atenuante: el menor índice de sanciones en los puestos cualificados, precisamente por ser difícilmente sustituibles.
No es este un trabajo que encapsula o aísla la depuraci franquista en laDiputaci vizcaína; entre el trabajo de comparaci entra por ejemplo la peculiaridad de la instituci provincial vizcaína debido al régimen fiscal propio.Además, Ipia es consciente de la lgica de las medidas de la Administracin democrática durante 1936-37. Pero en medida que aquella depuraci fue más«selectiva», esto es, no se pretendía poner en solfa a todo el cuerpo de empleados, la depuraci franquista fue totalizante, en consonancia a sus objetivos políticos: conseguir un cuerpo ideolgica y moralmente «limpio». Sin embargo, sí hay un hilo que relaciona ambas depuraciones: los funcionarios no sancionados por el poder republicano se convertían ipso facto en «sospechosos» para el nuevo poder —y los sancionados se afanaron en el proceso sancionador franquista, actuando en muchos casos de instructores, además de librarse automáticamente de cumplir los requisitos que las nuevas autoridades prescribieron—, algo directamente relacionado con la concepci del Estado de los sublevados,que tipificaban de «delito de auxilio a la rebelin» el haber colaborado con las instituciones legales republicanas frente al golpe de Estado. Realmente, lo quelos golpistas hicieron mediante la depuraci era afirmar el carácter de su rebeli, «crear un nuevo derecho» basado en la fuera, un «derecho» (ilegítimo deorigen) que tendría su legitimidad en el propio golpe. Fue la consolidaci delgolpe como «constituyente» de un nuevo Estado basado en un nuevo proyecto político (contrarrevolucionario y antirreformista), no como meramente «rectificativo»; y como tal, se veía facultado para expulsar a los funcionarios en base asus propias normas. La depuraci, total, doble como preventiva y punitiva, basada en el «rumor» o en informes igual de políticos y sin la más mínima garantía, fue consustancial al golpe de Estado.
Así mismo, es este un trabajo que va a la raíz del edificio acusatorio levantado el poder golpista triunfante, al explicar su legislaci, su método de actuaci, y las contradicciones de ese poder con su propia ley escrita. Es por tanto, un
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trabajo que ha diseccionado, en la medida de lo posible, tanto los diversos mecanismos, judiciales y extrajudiciales (el rumor o el «chivateo», cuyo menudeo que la polarizaci política de la época, y el equilibrio de fuerzas entre los empleados de la Diputaci propiciaba), así como la cronología de la depuraci. Seg Ipi, la mayor característica de la depuraci, aun con la existencia «reglada» de cierto tipo de legislaci (cambiante y adaptable hasta 1939), era la falta total de garantías procesales para el acusado. Y sobre esto Ipi Bidaurrazaga menciona una diferencia cardinal entre la represi franquista y la republicana que echa por tierra la teoría de la «doble culpabilidad»: ésta actuaba después de recibir un indicio o una denuncia sobre alg empleado que podía estar trabajando para el golpe de Estado, mientras que para aquella las denuncias actuaban como justificante o confirmante de un proceso ideolico iniciado previamente. Como segunda característica tenemos la intenci «finalista» de la «limpieza ideolica», su irreversibilidad: como bien seala el autor, la recuperacin de los derechos de los represaliados distmucho de ser automática, a pesar de que la propaganda del régimen amplificlos pocos casos en los que los funcionarios fueron repuestos.
Estamos pues ante un trabajo muy completo que aborda la depuraci desde varios aspectos: tanto el humano, como el político, como el judicial, como el punitivo; tanto individual, como colectivamente: un trabajo que preferencia las fuentes primarias, y que ha consigue a la vez combinar los elementos de un trabajo académico de un trabajo de divulgaci popular.
Jon Kortazar-Billelabeitia
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