REDONDO CARDEÑOSO, Jesús Ángel (Ed.),
La Transición a la democracia es uno de los períodos históricos que, sin duda, ha levantado más interés historiográfico en España durante las últimas décadas. Buena muestra de ello son los innumerables trabajos que se han publicado sobre este tema durante el último cuarto de siglo: desde obras, ya «clásicas», que plantean visiones generales sobre el período de historiadores nacionales como Javier Tusell, Álvaro Soto Carmona, Carme Molinero o Pere Ysás; hasta trabajos muy influyentes realizados por investigadores de otros países, como Pamela Radcliff o Sophie Baby; pasando por investigaciones de ámbito regional, como los de Manuel Ortiz Heras sobre Castilla-La Mancha o Rafael Quirosa-Cheyrouze sobre Andalucía, entre otros. No obstante, a pesar de toda esta eclosión historiográfica, todavía existen regiones del país donde no se han realizado estudios que ofrezcan una visión (más o menos) de conjunto sobre lo que aconteció durante el proceso de Transición. Es el caso de Castilla y León.
En este sentido, el libro que reseñamos aquí, intenta solventar esta carencia de la historia regional castellano y leonesa.
La obra, editada por Jesús Ángel Redondo, profesor de la Universidad de Valladolid, cuenta con la colaboración de diversos especialistas que a lo largo de su carrera académica han investigado diversos temas de la historia regional durante la Transición. De este modo, y desde el punto de vista temático, el libro se puede dividir en cuatro partes.
Una primera, centrada temas políticos, se conforma con los textos de José Vidal Pelaz López y Rodrigo Gonzalo Martín, quienes analizan la evolución de los principales partidos políticos en la región desde las elecciones constituyentes de 1977 hasta las primeras elecciones autonómicas de 1983; Mariano González Clavero y David Martínez Pérez, cada uno de los cuales realiza un capítulo sobre los movimientos regionalistas que existieron en Castilla y León (el primero sobre el regionalismo castellano o castellano y leonés; y el segundo sobre el regionalismo leonés); y Enrique Berzal de la Rosa, que analiza el papel de la Fiesta de Villalar en la historia política regional de la segunda mitad de la década de los setenta, concluyendo que, al contrario de lo que se pueda pensar, no sirvió tanto como un instrumento para crear una identidad regional, sino más bien como una plataforma de movilización democrática en la región.
Una segunda parte se compone de dos capítulos dedicados al análisis de algunos movimientos sociales que tuvieron cierta importancia en la región durante la Transición. El primero, de Constantino Gonzalo Morell, realiza un repaso sobre la evolución del movimiento vecinal en Castilla y León, y más específicamente de la ciudad de Valladolid. El segundo, del propio Jesús Ángel Redondo Cardeñoso, analiza la movilización de los agricultores castellanos y leoneses a través del destacado episodio de la «guerra de los tractores» que tuvo lugar entre febrero y marzo de 1977.
La tercera parte pone el foco en los medios de comunicación e incluye los textos de Ana María Velasco Molpeceres, quien analiza la visión de la mujer a través de la prensa del período, y Carmen Domínguez Jiménez, que examina la creación e importancia del Centro Territorial de TVE en Castilla y León como instrumento para crear una conciencia regional que hasta ese momento era inexistente.
La cuarta parte analiza el papel de la memoria (su presencia o ausencia) en la región durante los años de la Transición de la mano de Luis Díaz Viana, quien examina el proceso de creación y apropiación de la cultura tradicional o popular (según la ideología política) por parte de las élites y movimientos políticos y sociales para intentar conformar la memoria colectiva de la región, y de Pablo García Colmenares, que reflexiona sobre la importancia del olvido de lo acontecido en la guerra civil y la dictadura franquista para la construcción de la nueva democracia.
A modo de epílogo, el libro cuenta con dos textos que incluyen reflexiones personales de dos destacados protagonistas de la política regional durante el período analizado: José Constantino Nalda García, que fue el segundo presidente autonómico de Castilla y León entre 1986 y 1987; y Juan Colino Salamanca, diputado regional del PSOE en el Congreso de los Diputados desde 1977 a 1987. Ambos coinciden en señalar el determinante papel que tuvo el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea (CEE) para consolidar la democracia no solo el conjunto de España, sino también (y especialmente) en Castilla y León, donde, como indica Juan Colino, ha sido clave la llegada de fondos de la Política Agraria Común (PAC) para consolidar el desarrollo económico y social de la región tras la implantación de la democracia.
En conjunto, el libro, de modo general, logra su objetivo y realiza un análisis histórico bastante completo de lo que significó la Transición en Castilla y León, que hasta este momento no existía. Además, desde el punto de vista historiográfico plantea sugerentes puntos de vista que hasta el momento no se habían tenido en cuenta en el análisis de la Transición en Castilla y León. Por ejemplo, la importancia del movimiento vecinal y agrario (más allá del tradicional protagonismo que se ha dado al movimiento obrero y estudiantil) como actores políticos democratizadores en la región, o el papel esencial que tuvieron los medios de comunicación de ámbito regional o la manipulación de la cultura tradicional para configurar nuevas identidades políticas en la nueva España de las autonomías que surgió con la democracia.
Con todo, aun destacando la valía del libro, a nuestro juicio se
echa en falta en el índice algunos temas que, de haberlos afrontado,
hubieran mejorado de sobremanera el resultado final de la obra. Por
ejemplo, hubiera sido de gran interés la inclusión de algún texto que
analizara y actualizara la visión sobre el papel que tuvieron los
movimientos sociales
En resumen, podemos decir que el libro