Reflexiones a propósito
de una nueva inscripción romana en territorio vascón

(Santa Criz de Eslava, Navarra)

Reflections on a new Roman inscription in the Vascones’ territory
(Santa Criz de Eslava, Navarra)

Javier Andreu Pintado*
Universidad de Navarra

Resumen: La presente nota aporta la editio princeps de un nuevo titulus sepulchralis que viene a incrementar el ya extenso repertorio epigráfico de la ciudad vascónica, y romana, de Santa Criz de Eslava (Eslava, Navarra). Al hilo del lugar de su procedencia y de otros materiales con ella localizados se introducen algunas reflexiones sobre la economía de las ciudades vasconas en época alto-imperial romana que abundan en nuestro conocimiento de las fuentes de riqueza de la elite local de la zona.

Palabras clave: epigrafía latina, vascones, hábito epigráfico, economía antigua, elite local.

Abstract: The present note proceeds with the editio princeps of a new titulus sepulchralis that comes to increase the already extensive epigraphic repertoire of the ancient Vascones’ and Roman city of Santa Criz de Eslava (Eslava, Navarra). In line with the place of its origin and other materials located with it, some reflections on the economy of the ancient Vascones’ cities in the Roman High Imperial period are also introduced, reflections that abound in our knowledge of the sources of wealth of the local elite in the area.

Keywords: Latin epigraphy, Vascones, epigraphic habit, ancient economy, local elite.

 

 

* Correspondencia a / Correspondence to: Javier Andreu Pintado, Universidad de Navarra, Campus Universitario, Edificio Ismael Sánchez Bella, C­rtra. Río Sadar, s/n (31009 Pamplona) – jandreup@unav.es – http://orcid.org/0000-0003-4662-548X.

Cómo citar / How to cite: Andreu Pintado, Javier (2024), «Reflexiones a propósito de una nueva inscripción romana en territorio vascón (Santa Criz de Eslava, Navarra)», Veleia, 41, -156. (Reflexiones a propósito de una nueva inscripción romana en territorio vascón (Santa Criz de Eslava, Navarra)).

Recibido: 09 junio 2023; aceptado: 18 julio 2023.

ISSN 0213-2095 - eISSN 2444-3565 / © 2024 UPV/EHU

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Mapa 1. Ciudades romanas del ámbito oriental del solar de los vascones (Óscar Ribote & Javier Andreu).

En los últimos cinco años, como muestran las últimas crónicas de epigrafía antigua de Navarra[1], se ha venido confirmando el interés que, para la investigación epigráfica, tiene el que fue el sector más oriental del territorio que las fuentes antiguas atribuyen a los vascones. Especialmente en una franja de territorio muy bien delimitada por el oppidum de Irulegi (Valle de Aranguren, Navarra) y Pompelo (Pamplona, Navarra) al oeste y por la ciudad de nombre todavía ignoto del Forau de la Tuta, en Artieda de Aragón (Zaragoza) al este, y que al norte y al sur podría encontrar respectivamente sus límites en la ciuitas de los Iluberitani de Plinio el Viejo[2], la actual Lumbier (Navarra), y en las distintas ciudades romanas de la actual jurisdicción de la Comarca de Cinco Villas (Zaragoza) especialmente la de Los Bañales de Uncastillo que, en las campañas de excavación en el foro de la ciudad, nos ha obsequiado —como varios de los centros hasta aquí citados— con un repertorio epigráfico único para las ciudades romanas del territorio vascón[3] (cf. mapa 1). Esa concentración de testimonios epigráficos se engrandece, además, en un contexto —el del Valle Medio del Ebro— de cuyo paisaje epigráfico han quedado muy pocas evidencias para las que fueron las ciudades de estatuto privilegiado más antiguas de la zona, como ejemplifica el exiguo repertorio epigráfico de la colonia Caesar Augusta, por ejemplo[4]. La configuración orográfica de los espacios de las actuales Comarca de Sangüesa (Navarra) y Comarca de Cinco Villas (Zaragoza), con abundantes afloramientos de arenisca propios de una zona de somontano prepirenaico, hicieron que, a diferencia de lo sucedido en la cubeta sedimentaria meridional, la necesidad histórica de reutilizar la piedra no fuese tan determinante y haya llegado a nosotros un repertorio de inscripciones más generoso.

En ese ámbito geográfico tan bien delimitado —que coincide, además, con el área de concentración de evidencias antroponímicas, teonímicas y toponímicas en lengua vascónica[5]— destaca, desde una óptica epigráfica, la ciuitas de Santa Criz de Eslava, en la localidad navarra de Eslava en la que se han recuperado un total de veintiún tituli sobre piedra entre los hallados en la ciudad —de momento todavía escasos— y los atestiguados en las uillae de su territorium rural, proporcionalmente más abundantes. La reciente publicación del corpus de materiales[6] y de diversas reflexiones sobre los rasgos de su cultura epigráfica[7] han posicionado a Santa Criz como uno de los mejores reflejos del modo como el hábito de grabar inscripciones caló en las ciudades del territorio que las fuentes antiguas atribuyeron a los antiguos vascones.

Precisamente, en el mes de mayo de 2023, gratamente alertados por Félix Bariáin, vecino de Eslava, tuvimos noticia del hallazgo, en trabajos de remoción de terreno en un solar de la C/Medios de la localidad de Eslava, de una nueva inscripción romana grabada sobre un fragmento de arenisca de 40 cm de ancho, 44 cm de alto y 13 cm de grosor. El texto, en caracteres capitales cuadradas de muy buena factura, profundo y cuidado bisel y considerable tamaño (9 cm) dice:

ERIA
T SIBI

La pieza, que se conserva en el patio de la casa Bariáin, en la localidad de Eslava, donde también se guardan otras dos inscripciones procedentes del entorno de Santa Criz (ERSCdE 9 y 13), permite aventurar una lectura clara sin demasiadas complicaciones que, además, resulta sugerente si se tiene en cuenta el lugar del que la pieza debió proceder, asunto sobre el que pronto volveremos. Vimos y fotografiamos la inscripción en el lugar en que hoy se conserva dos días después de su hallazgo y P. Serrano e I. Ibero procedieron, la siguiente semana, a la realización del modelo tridimensional de la pieza para su inserción en el Museo Virtual de Santa Criz de Eslava (https://sketchfab.com/santacrizmv). Del citado modelo 3D procede la fotografía que acompaña a estas líneas (cf. fig. 1).

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[VAL]ERIA[E?]
[E]T SIBI
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Figura 1. Inscripción funeraria hallada en Eslava (Pablo Serrano & Iker Ibero).

Nos encontramos, por tanto, ante parte de un titulus sepulchralis, acaso un fragmento de la parte central de un dintel arquitectónico a juzgar por el tamaño de las letras que ofrece, de hecho, el mayor de los módulos registrados hasta ahora en el repertorio epigráfico de Santa Criz con unas dimensiones próximas a las que, por ejemplo, en el territorium de la vecina ciudad de Los Bañales de Uncastillo ofrece la inscripción del acotado funerario de los Atilios (CIL II 2973 de Sádaba). El empleo de este tipo de soportes epigráficos arquitectónicos está bien atestiguado en el área oriental del solar vascón[8] pero, además, cuenta con evidencias epigráficas —como un dintel arquitectónico procedente de Gallipienzo y hoy en el Servicio de Patrimonio Histórico del Gobierno de Navarra (ERSCdE 20)— y materiales —como las grandes pilastras decoradas de Los Casquilletes de San Juan de Gallipienzo[9]— en la región inmediata. Es bastante verosímil que lo que ha llegado a nosotros de esta nueva inscripción formase, pues, parte de un monumento mayor, profusamente decorado y que buscase evidenciar la potentia de sus comitentes y de los finados a los que iba dedicado.

Pensamos que, a tenor de la cuidada factura de la inscripción, en l. 1 debe faltar una letra que caería justo en línea con la I final del pronombre sibi, en l. 2, de la que solo se conserva su base inferior, indiscutible. Es por ello que optemos por la lectio [Val]eria[e] y no [Val]eria, que también sería plausible. Escudriñando las variantes que, en la Tarraconense, ofrece el empleo de la fórmula et sibi en dedicatorias de carácter funerario no debería descartarse, como hemos dicho, que la l. 1 fuera en nominativo, [Val]eria, y que en la parte que falta de l. 2 estuviera, acaso, el cognomen de la dedicante aunque, si se acepta la lectura [Val]eria[e?] lo que debería seguir es, igualmente, el cognomen y, acaso, algún sustantivo en aposición a la propia Valeriaf(iliae), por ejemplo— inmediatamente antes de la indudable fórmula [e]t sibi y marcando, por tanto, el grado de relación familiar con el comitente del texto. No faltan, en cualquier caso, ejemplos de lo uno —dedicante en nominativo justo antes de et sibi (CIL II 2656 de Asturica Augusta, CIL II2/14, 769 de Alcalá de Xivert o la tercera hornacina del acotado funerario de los Atilios de Sádaba en CIL II 2973)— y de lo otro —dativo de alguno de los finados justo antes de la fórmula et sibi y con el dedicante en nominativo al comienzo del titulus como en CIL II 2972 de Arróniz, también en Navarra— en el repertorio epigráfico de la Tarraconense. Verosímilmente, en la l. 3 o en la parte no conservada de l. 2, estaría el verbo que, por lo visto en las atestiguaciones de esta fórmula en la Tarraconense, bien podría ser fecit o faciendum curauit sin que, lógicamente, esto pueda confirmarse.

La comparecencia en el texto del gentilicio Valeria —de abundante atestiguación en Hispania y con una singular concentración en el área oriental del solar vascón[10]— permite conectar a esta dama con la alusión a un Val(erius) Vrsinus en una inscripción (ERSCdE 14) procedente del paraje de La Venta-La Encinosa, a algo menos de 1 km al norte del cerro de Santa Criz, entre este y el caserío actual de Eslava y que ha concentrado, también, otros hallazgos de naturaleza arqueológica y epigráfica[11]. Este enclave de carácter rural ha pertenecido históricamente a la familia Bariáin; no en vano consta, en el Archivo de la Institución Príncipe de Viana (cf. fig. 2), una fotografía en que varios de los miembros de esa familia, en los años 20 del siglo xx, aparecen junto al jesuita Francisco Escalada y junto a la inscripción de Val(erius) Vrsinus, hoy en el Museo de Navarra pero entonces reutilizada en la fábrica de la ermita que se alzó en el lugar desde época tardoantigua, inscripción que, poco después de la fecha de la fotografía, fue donada por los Bariáin a los P. P. Jesuitas de Javier de donde pasó al Museo de Navarra, en Pamplona. El lugar del hallazgo del nuevo titulus, en el centro del pueblo de Eslava, ha sido durante décadas era para el cereal y vertedero de tierra y piedra traída de los campos propiedad de la familia Bariáin por lo que —aunque hay Valerii también en una hermosa placa epigráfica de Gallipienzo (ERSCdE 19), al este de Santa Criz— no debe descar­tarse que la posición primaria del documento fuera, precisamente, el área funeraria de la uilla de La Venta que, podemos asegurar, por la documentación epigráfica, que pertenecería, por tanto, a la familia de los Cornelii —pues es una [C]orn(elia) Flau[in]a la que dedica la inscripción conocida de antiguo— y a los Valerii de los que ahora constatamos un nuevo testimonio precisamente complementario al del citado Val(erius) Vrsinus. La datación a la que apunta la excelencia de la paleografía de esta nueva inscripción —siglo i d.C., acaso en su segunda mitad— permite también ajustar la cronología del protagonismo de esta familia entre la elite local de Santa Criz extendiéndola antes del siglo ii d.C., fecha a la que apuntaban los materiales epigráficos hasta ahora disponibles en la zona para la misma (ERSCdE 14 y 19) y ampliándola, por tanto, al momento de la probable promoción de la ciudad de Santa Criz de Eslava, seguramente stipendiaria en origen, a su definitivo estatuto de municipio de derecho latino flavio.

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Figura 2. El jesuita del castillo de Javier, Francisco Escalada, junto a miembros de la familia Bariáin y la inscripción ERSCdE 14 a comienzos del siglo xx, en La Venta (Archivo de la Institución Príncipe de Viana, Gobierno de Navarra).

Junto a la novedad de la inscripción —que aporta nuevas luces al repertorio epigráfico de Santa Criz de Eslava y nuevos elementos a la bien documentada prosopografía local— en los trabajos de remoción de tierra y retirada de vegetación que ocasionaron su invención apareció también la parte superior de un contrapeso de prensa de viga y tornillo[12] para torcularium de fabricación de aceite y/o vino.

Se trata de una pieza pétrea cilíndrica (cf. fig. 3) en piedra arenisca local con 74 cm de diámetro y una altura de 34 cm. Conserva claramente las muescas para la fijación de la viga, que parte el coronamiento de la pieza en dos mitades y que sigue por los laterales. En su parte alta la muesca tiene 54 cm de largo × 22 cm de ancho y en la parte conservada de los laterales alcanza los 25 cm de alto y mantiene, como es lógico, idéntico ancho para el encaje de la viga y del dispositivo lígneo que hacía funcionar el conjunto[13]. El hallazgo debe sumarse al creciente inventario que, para este tipo de piezas, se ha venido desarrollando recientemente[14] y coloca en el mapa un punto que, hasta ahora, no estaba atestiguado por más que sí constase una fuerte concentración de contrapesos de esta tipología no solo en otras localidades de Navarra —especialmente al sur del territorio de la actual comunidad foral[15]— sino también en la ciuitas vecina de Campo Real/Fillera (Sos del Rey Católico/Sangüesa, Zaragoza/Navarra) con hasta seis piezas[16]. Además, recientemente, se ha reflexionado sobre la intensa producción de aceite y de vino atestiguada en la ciudad romana de Los Bañales de Uncastillo, orientada, probablemente, a una producción de consumo local o regional y generada, en ese caso, no a través de torcularia de viga sino de lagares rupestres de diversa tipología[17]. A ese repertorio alusivo a la producción de vino y de aceite en la zona debe añadirse la existencia de una cella uinaria en la uilla de Liédena, en el territorium de los Iluberitani[18] y una más que probable, por planta y estructura, en la ciudad romana de Los Bañales de Uncastillo, en el sector occidental del barrio norte de la ciudad, aún en estudio.

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Figura 3. Contrapeso de prensa de tornillo para torcularium hallado en Eslava (Paula Faus & Javier Andreu).

Todas estas evidencias nos hablan, sin duda, de la importante producción oleícola y vitivinícola en la región en época romana explicable, sin duda, por las condiciones climáticas del espacio y, también, por las potencialidades que —en la zona— la encrucijada entre las vías Caesar Augusta-Beneharnum, Caesar Augusta-Summum Pyrenaeum y Iacca-Vareia[19] ofrecía para la distribución de los excedentes comercializables de dicha producción. Que el yacimiento de La Venta se ubique, de hecho, no lejos del hipotético, pero verosímil, trazado de esa última vía por tierras de la navarra Val de Aibar[20] solo permite confirmar en qué medida los fundi de los grandes possesores alto-imperiales de la zona y, también, las ciudades a las que estos se adscribían se orientaron, seguramente a consecuencia del incremento de la demanda por parte de Roma[21], a este tipo de producción. La pieza es singular también pues mientras que los otros dispositivos para torcularia localizados en las ciudades del área oriental del solar vascón proceden del interior de las áreas urbanas —los hay tanto en Los Bañales de Uncastillo como en Cabezo Ladrero de Sofuentes y en Campo Real / Fillera de Sos del Rey Católico[22] (los tres en la provincia de Zaragoza)— el nuevo ejemplar de Santa Criz no solo sería la primera evidencia de estos dispositivos para este yacimiento sino, también, la primera que en esta área se documenta en una antigua propiedad rural, ya en el ager cultivable que gestionó la ciuitas de Santa Criz.

La combinación de los dos hallazgos, el nuevo documento epigráfico y este de naturaleza arqueológica y el hecho de que ambos procedan del enclave de La Venta abre un sugerente campo de estudio en relación a dos cuestiones sobre la Historia social y económica del territorio de los vascones en época romana. Por un lado, aunque, por la presencia de un dispensator publicus en una placa procedente de Santa Criz de Eslava (ERSCdE 3) siempre se ha defendido que la ciudad hubo de administrar algún recurso singular que explique la, también, singular presencia de ese prestamista[23], lo cierto es que poco se sabe no solo sobre la dedicación económica de Santa Criz en época romana sino, también, sobre la que caracterizó a los vascones antiguos al margen de las generalidades que, al respecto, y desde ópticas de alteridad, transmite el geógrafo griego Estrabón[24]. Es cierto que el hallazgo de escoria de hierro y de materia prima en hueso entre los materiales recuperados en las excavaciones permite apuntar la existencia, lógica, de talleres artesanales de esa naturaleza[25] que, además —muy abundantes durante el siglo ii d.C.—, están bien documentados en otras ciudades de Occidente para ese periodo[26]. A este respecto, el hallazgo del contrapeso de torcularium permite constatar que, como sabemos, las actividades agrarias fueron el centro de la economía local en época romana y constituyeron, seguramente, el eje de la dedicación económica de las elites urbanas[27]. Pero, además, en este caso, la convivencia entre el contrapeso, la nueva inscripción y el otro titulus procedente del enclave de La Venta permite también no solo asignar nombre —Cornelii y Valerii— a los possesores del fundus que se instaló en ese lugar y en el que, por razones de afecto y sentimentales[28], quisieron instalar sus recintos de recuerdo y memoria funerarias que contribuían, también, a marcar la pertenencia de esos espacios, con carácter dinástico, al núcleo gentilicio[29] sino, incluso, nos permitiría calcular, hipotéticamente —o, al menos, estimar— la extensión del mismo. Según indica Catón[30], para el trabajo con la producción oleícola y vitivinícola que podría derivarse del fruto de una explotación de 100 iugera de tierra —unas 25 Ha— era necesario un equipamiento de tres prensas. La presencia, en La Venta, de una sola, permite pensar que la explotación que los Cornelii y los Valerii gestionaron en el lugar abarcó una superficie mínima de 33 iugera, es decir, unas 8,25 Ha.

Aplicando la metodología de análisis que ha combinado, con carácter general, la documentación epigráfica y arqueológica respecto de las propiedades rurales de la elite[31] es evidente que estaríamos ante uno de los dominia de dos de las familias más influyentes de la ciudad de Santa Criz. Todavía no constan en el repertorio epigráfico de Santa Criz de Eslava —salvo que proceda de dicha ciudad un dintel arquitectónico con alusión a un aedilis hallado en contexto secundario en El Regadío de Sangüesa (AE 2018, 998)— cargos municipales que, lógicamente, hubo de haberlos pero la legislación romana —como sabemos por la cuestión de las res prolatae de la lex Irnitana, y por otras evidencias jurídicas[32]­— confería una gran importancia a la actividad agraria en la articulación del calendario administrativo local. La agricultura, por tanto, y especialmente la de secano, como demuestran los auxilios annonarios y de aporte de oleum para las termas que desarrollaron muchos liberales evergetas de comunidades hispanas y de todo el Occidente Romano[33], debió ser la base fundamental de la riqueza de la elite junto con, en algunos casos —como uno, de hecho, recientemente documentado en el municipium Cascantum (Cascante, Navarra)[34]—, la instalación en los fundi de las uillae rusticae de figlinae para la producción de tegulae y de dolia para abastecer las necesidades propias y del ámbito urbano de referencia. El contrapeso de prensa de viga descubierto en Eslava junto con el carácter monumental, por el módulo de sus letras, de la inscripción que subraya el papel de los Valerii en la elite local del ignoto municipio de Santa Criz sirven como refrendo, por tanto, de esas bases económicas esencialmente primarias —y tal vez por eso débiles[35]— de un buen porcentaje de las comunidades hispanorromanas y, en particular, de las que crecieron entre el siglo i a.C. y el iii d.C. en el área oriental del solar de los antiguos vascones, y que este nuevo hallazgo epigráfico y arqueológico nos ayuda a conocer mejor.

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[1] Velaza 2015 y 2018.

[2] Plin. Nat, 3, 23.

[3] Para Irulegi, debe verse VVAA 2022 y Aiestarán et al. 2023; para la epigrafía del Forau de la Tuta de Artieda, al menos Casasús & Núñez 1988, si bien se están trabajando algunas novedades en el marco de un proyecto de la Universidad de Zaragoza, en curso (Asensio et alii 2023). Para el repertorio epigráfico de Los Bañales de Uncastillo y, en general, de la Comarca de Cinco Villas, y su información histórica puede verse, con bibliografía, la síntesis de Andreu 2018.

[4] Beltrán Lloris 2007, 9-10.

[5] Gorrochategui 2020 y, antes, Velaza 1995.

[6] Andreu et alii 2019. En adelante, cuando se citen en el texto inscripciones de Santa Criz este corpus epigrá­fico se abreviará como ERSCdE.

[7] Andreu 2018 y Andreu et alii 2019, 77-84.

[8] Andreu 2011, 498-504.

[9] Véase, al menos, Blázquez 1961 y la revisión de Cancela 2002, 166.

[10] Abascal 1994, 232-244 y Andreu et alii 2019, 56 y 82-83.

[11] Andreu et alii 2019, 54-55.

[12] Para la tipología, véase Peña 2019, 630, fig. 3 y, con detalle, Peña 2010, 70-74 donde el que aquí presentamos correspondería al tipo 12 (p. 72). Los torcularia y los trapeta, los primeros como prensas para la fabricación de vino o de aceite y los segundos como instrumentos de molienda de la aceituna, eran considerados parte esencial de una uilla de explotación agropecuaria y así se citan en la legislación romana: Dig. 19, 1, 17 o 19, 2, 19, 2 respectivamente.

[13] Para el funcionamiento, Brun 2004a, 13-17.

[14] Peña 2010.

[15] Brun 2004b, 274-278 y Peña 2011-2012, 148-149.

[16] Andreu et alii 2010, 182-185.

[17] Andreu & Larequi en prensa.

[18] Peña 2011-2012, 145-146.

[19] Schmidt & Campedelli 2015, 100-140. Sobre esas posibilidades de comercialización véase Peña 2011-2012, 152-153.

[20] Andreu & Armendáriz 2018, 47.

[21] Sobre ello véase, para la zona, Larrañaga 2007, 347-360.

[22] El inventario puede verse entre Peña 2011-2012, 145-146 y Andreu & Larequi 2023.

[23] Ozcáriz 2006, 177-178 y Andreu 2010, de forma monográfica.

[24] Str. 3, 3, 7-8.

[25] Andreu et alii, 2019, 74-81 y 90.

[26] Chardron-Picault 2010.

[27] Melchor 2013, 119-124. Una actualización, con casos de todo Occidente en Marzano 2020 y en Bowman & Wilson 2013.

[28] Melchor 2013, 139.

[29] Cancela 2001.

[30] Cato, Agr. 11. Para estos cálculos véase Brun 2003, 154-155 y 2004a, 13-17, con otras fuentes y evidencias.

[31] Fundamentalmente, para las provincias hispanas, Melchor 1993-1994, 2006 y 2007. Recientemente, analizando la presencia de serui y de liberti en la zona se ha ocupado del tema, para el territorio que nos ocupa, Jordán 2021.

[32] Irn. 49 además de Buck 1983.

[33] Goffin 2022, 139-144 y 174-182.

[34] Gómara et alii 2021.

[35] Andreu 2020.