'Rupturas’ urbanas-territoriales entre ciudad-paisaje: Construcción póstuma de un entorno metropolitano en la encrucijada

Urban-territorial ‘ruptures’ between city-landscape: Posthumous construction of a metropolitan environment at the crossroads

Amaia Lekerikabeaskoa Gaztañaga
Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea. Dpto. Escultura y de Arte y Tecnología, España
Isusko Vivas Ziarrusta
Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea. Dpto. Escultura y de Arte y Tecnología, España

'Rupturas’ urbanas-territoriales entre ciudad-paisaje: Construcción póstuma de un entorno metropolitano en la encrucijada

AusArt, vol. 8, núm. 2, pp. 235-250, 2020

Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea

Recepción: 04 Octubre 2020

Aprobación: 02 Noviembre 2020

Financiamiento

Fuente: Gobierno Vasco, MINECO, Fondos FEDER (I+D+i)

Nº de contrato: HAR2016-78241-P

Beneficiario: Grupo de Investigación Consolidado del Sistema Universitario Vasco GIC-GV-IT1096-16

Beneficiario: Proyecto "El arte y las transformaciones del espacio común del territorio. [Sostenibilidad estética en canteras de corte y bordes de agua]" (HAR2016-78241-P)

Resumen: El objetivo de la investigación reverbera varias circunstancias actuales del territorio-paisaje suburbano/ periurbano de Bilbao que se manifiestan en la ciudad conurbana. Aglomeración de carácter metropolitano, la desaparición de las huellas industriales lega una urbe extensa, expandida al territorio, condicionada por la re-creación de imagen e imaginario. Desde las herencias identitarias reconvertidas en ambientes internacionalmente intercambiables y evocaciones con sus parámetros socioculturales (Delgado 2011) e iconográfico-simbólicos, hasta estrategias de incorporación de mobiliario, escultura pública y elementos conmemorativos de índole monumental (Arnaiz, Elorriaga, Laka & Moreno 1998). Empeños en los que constantemente se apela al arte-acicate, a la arquitectura como emblema, a la planificación urbana y ordenación del territorio, a los entresijos económicos y al concepto de ciudadanía para la conformación de neo-relatos (Etxarte 2019). Aspectos en los que no pueden soslayarse los problemas de sostenibilidad urbana (Naredo 2004) y/o paisajística a nivel estético (Steele 2018), que inciden tanto en centros-núcleos históricos como Ciutat Vella (Aranburu 2002) o Megapark en Bilbao.

Palabras clave: CIUDAD, CULTURA, ARTE-ARQUITECTURA, RUPTURAS URBANAS, RE-CONSTRUCCIÓN (DEL PAISAJE).

Abstract: The objective of the investigation reverberates several current circumstances of the suburban / peri-urban territory-landscape of Bilbao that are manifested in the city. Agglomeration of a metropolitan nature, the disappearance of industrial footprints leaves an extensive city, expanded to the territory, conditioned by the re-creation of image and imagination. From the identity inheritances converted into internationally interchangeable environments and evocations with their sociocultural (Delgado 2011) and iconographic-symbolic parameters, to strategies for incorporating furniture, public sculpture and memorial elements of a monumental nature (Arnaiz, Elorriaga, Laka & Moreno 1998). Endeavors in which art-spurs are constantly appealed, to architecture as an emblem, to urban planning and territorial planning, to economic intricacies and to the concept of citizenship for the conformation of neo-stories (Etxarte 2019). Aspects in which the problems of urban sustainability (Naredo 2004) and / or landscape at an aesthetic level (Steele 2018), which affect both historical centers such as Ciutat Vella (Aranburu 2002) or Megapark in Bilbao cannot be avoided.

Keywords: CITY, CULTURE, ART-ARCHITECTURE, URBAN RUPTURES, (LANDSCAPE) RE-CONSTRUCTION.

1. ‘Campo y escena’ sociocultural: arquitectura y arte en la densa urbe conurbada

Había una fábrica y alrededor un paisaje. (…) ¿Era una fábrica o un paisaje? (Pan 2019, 107).

Cuando arquitectos/as, urbanistas y en general diseñadores/as se refieren al ‘espacio público’ apenas ‘ven’ más allá de huecos/vacíos entre edificios, susceptibles de ser llenados (‘plenificados’) a demanda; plenos y repletos, al son de objetivos teleológicos de autoridades administrativas e intereses privativos. Según Manuel Delgado (2011), estos/as profesionales y promotores/as utilizan un símil militar en el lenguaje ‘mágico’: intervención (maniobras ‘tácticas’ de combate, o bien pesquisas ‘detectivescas’ para esclarecer delitos/actividades ilegales, o incluso operaciones quirúrgicas en medicina serían las acepciones más próximas). Para este antropólogo, el propio concepto de ‘espacio público’ –tan asimilado a ‘esfera pública’– se acuñó con la intención de patologizar aquello que no era capaz de entrar en los consensos de convivencia. Los poderes dominantes establecían las reglas del juego mediante entelequias conceptuales como la ‘ciudadanía’, y todas las individualidades aparecían como elementos neutrales en el espacio. Formalmente son idénticas pero en realidad se constituyen sociedades con muy desiguales capacidades de poder e influencia. No faltan brazos ejecutivos de ejercitación ‘totalitaria’ jugando con fantasías de ‘relatos compartidos’, con la finalidad de convertir en comunidad universal concreciones enraizadas, argumentando que tal relato es mayoritario (Etxarte 2019) y se plasma hipotéticamente en nuevos escenarios.

Mientras tanto, la desintegración de la ‘comunidad fraterna’ por ejemplo en Ciutat Vella se plasmaba en una conciencia colectiva de “ocupar un lugar específico en la geografía social de Barcelona: el barrio popular de trabajadores [el Casc Antic] en contraposición a la burguesía del Eixample [ciudad anónima]” (Aranburu 2002, 94), se encuentra así mismo con frentes que han incidido desde el tejido asociativo, social e industrial. Barcelona comenzó una andadura que durante las décadas de 1980 y 1990, desembocaría en un ‘modelo’ de remodelación del espacio público urbano repleto de plazas-jardines ‘de autor’, de variadas tipologías, desde las famosas plazas duras arenosas, pedregosas y asfálticas hasta los reductos de ‘vergel urbano’. Creando en la ciudad ambientes ‘diseñados’ a medida pero más o menos integrados y/o fuera de contexto, con piezas significativas de mobiliario urbano por doquier y altas dosis de presencias escultórico-monumentales como ‘efecto’ de las articulaciones funcionales y simbólicas –o no– entre el arte y la arquitectura en la construcción de ciudad y paisaje.

Acaso como categoría tipológica ‘filial’ de urbe postindustrial en re-creación urbano-arquitectónica, el ampliamente reconocido ‘milagro Bilbao’ ha constituido un modelo propio pero intercambiable que ha navegado por la Ría como arteria fluvial dadora de ‘nueva vida’ a la vieja villa a ‘velocidad de crucero’, con jardines y parques , ‘láminas de agua’ cubiertas de edificios con vegetación circundante, paseos provistos de mobiliario significativo y esculturas, hasta ‘naufragar’ relativamente en la segunda década del siglo XXI. Metrópoli, aglomeración y conurbación, ciudad compacta pero también dispersa y difusa con diversos suburbios y periferias resultantes de una zonificación desarrollista (1950-1970), las fuerzas impulsoras de las ‘regeneraciones’ como resultado de una supuesta ‘degradación’, tras las operaciones más emblemáticas han estimado que Bilbao necesita la incorporación de un Circle City Scan. Estrategia de la ‘economía circular-sostenible’, para introducir esa circularidad del metabolismo urbano que aprovecha los desechos y despojos, reciclados y reconvertidos, pese a que dicha exigencia dependa de aplicaciones técnico-tecnológicas todavía utópicas.

En paralelo y coincidiendo con los ‘lemas’ dispuestos, habría que comprobar desde cuándo y en qué medida el Guggenheim en Bilbao ha condicionado e incluso trastocado las políticas culturales; e igualmente la ‘cultura’ subyacente en los imaginarios. ‘Buque insignia’ para instaurar desde el ‘arte’ las perspectivas que ahora divisamos, de forma mediática, no tanto en respuesta a criterios culturales sino que lo importante no es lo mostrado sino el entorno, el ambiente; lo que acarrea una especie de primacía del visitante-turista. Por una parte, la ciudad industrial se echaba a pique, por lo que hay que reinventarla y en segundo lugar, constituía un acicate arquitectónico para proporcionar el eje-dorsal estructurador a las operaciones inmobiliarias y ejecutantes de índole especulativa. En este contexto los monumentos-esculturas u objetos con afán de ello son instrumentos mediadores de ‘memorias’ en una reivindicación colectiva. La clave se encuentra en el tipo de memorias re-creadas en esos espacios ‘intercambiables’ a nivel internacional. “¿Qué memorias se crean/plasman a partir o por medio de los lugares? Máxime si los espacios son cada vez más propicios a funcionar ‘en contra’ de las mismas. Son la mayoría de las veces asépticos, gemelos e iguales. Ese proceso homogeneizador gigantesco es el que influye cada vez más en los espacios” (Gantzarain 2019, 39). No podemos olvidar que el pasado perdura ahí afuera; y bajo la superficie de los espacios habitados subyacen pre-existencias sedimentarias que proporcionan sentido al presente para su proyección tácita (y táctica) hacia el futuro (Llorente 2019).

Lo expuesto tiene unos precedentes bastante concretos. De hecho, en el ámbito cultural vasco los imaginarios visuales recuperados estaban en gran medida asociados a objetos etnográficos de la tradición cultural, hasta el punto de que colores propios de insignias patrias, así como útiles e instrumentos de fuerte potencia icónica fueron recuperados para exhibir casi en todas las circunstancias, eventos y espacios públicos (incluso urbanos). Ante esta lógica/tónica general, se propiciaba una iconografía renovada para poder promocionar como símbolo de la modernidad, implantando en los espacios la semilla de un cambio visible hacia la actualidad. Comenzó con ello el período de la gran implantación de esculturas monumentales por sus dimensiones, trastocando la semiótica de los paisajes pero afianzándose en la memoria visual de las comunidades (Lekuona 2019), lo que tuvo sus implicaciones disciplinares (arte-arquitectura) hacia el futuro de un campo neo-icónico. Imaginarios en ‘modernización’, patentes en esta idea:

Bajo los tópicos del paisajismo vasco había hierro y carbón. El paisajismo de superficie era una pantalla que ocultaba las relaciones de producción industrial, de manera que los verdes prados venían a ser un manto que escamoteaba las relaciones de poder y propiedad. El paisajismo de superficie, bajo el paradigma de belleza local idealizada, oculta las tensiones sociales y deja de lado el cuidado del territorio y las personas. Excavar hacia el interior de la tierra era un propósito de investigación de la complejidad del territorio, en la vía de añadir profundidad a este concepto que solemos concebir como mera superficie y, también, librarlo de las coordenadas administrativas. (…) Frente a la superficie verde del paisajismo vasco, que parecía hablar de las ‘raíces’ sin haberlas explorado, la materia oscura que obtenía Morquillas proponía una investigación político-arqueológica sobre el territorio (San Martín 2019, 25-6).

Este último párrafo literalmente citado se refiere al paisaje culturalmente construido, establecido en un hilo de crono-topos espacio-temporal vinculado a un territorio que evoluciona y se transforma, así como de aquellas ‘esencias’ o ‘efervescencias’ que son ‘recogidas’ y ‘reinterpretadas’ a veces por el arte más o menos asociado a la ‘tierra’ como lugar de arraigo. ‘Excavar’ con afán de ‘corroer’ las capas sedimentarias es una circunstancia que puede quedar en una aparente epidermis si únicamente se permanece en un plano visual manifestado en su visceralidad, e incluso en las presencias arquitectónicas anacrónicas y descontextulizadas como las fábricas y equipamientos industriales abandonados. En su pátina exterior tractora de referencias estéticas, sin profundizar en su ‘estructura de paisaje’ como tal, que atesora la cita inicial; la cual se interroga si la propia usina ‘rodeada’ de paisaje no constituía ya ‘paisaje’ en sí mismo.

2. ‘Continuidades’ del espacio urbano hacia el territorio: Paisaje, cultura, ¿arte?



Bilbao ayer te vi callado
pueblo roto, alma viva,
a los pies de un túmulo de chatarra
de su color óxido enamorado.

De tus barcos y tus grúas
cada vez más en la memoria
y menos en el horizonte,
horizonte de bruma densa
y humo asesino

Fuente: (Bilbao Abad 2013, 137).

Cada vez más pobladas y ‘estratégicas’ si bien menos ‘habitadas’, las aglomeraciones conurbanas y/o metropolitanas como Bilbao acogen todas aquellas circunstancias, a menudo valoradas en un análisis DAFO como ‘fortalezas’ y ‘oportunidades’ que se producen en la ciudad históricamente más céntrica, que son re-producidas y re-creadas en esos aledaños donde el ‘rey del mueble’ y las diversas multinacionales han monopolizado los espacios haciendo populares eslóganes en recuerdo de unas épocas determinadas: .bienvenido a la república independiente de tu casa”. Añadiendo siempre en sus campañas publicitarias una idea de heterogeneidad pero que en el fondo trata de estructurar una homogeneidad cultural –estética e iconográficamente, sobre todo– así como un contacto semi-directo con la idealizada ‘naturaleza’ domesticada y artificiosa.

Hace años Ikea parecía interesarse por la zona para construir un gran centro comercial, mucho mayor del que actualmente tiene pero, a la vez, se mostraron interesados en la construcción de una serie de rascacielos de viviendas. […] expropiando los ruinosos terrenos industriales que allí quedaban. Finalmente se construyó el BEC en aquel terreno sobre el que Ikea había lanzado la oferta pero, de hecho, IKEA ha abierto una sucursal en la zona, y las cinco mastodónticas máquinas de habitar –un habitar muy inhóspito, con unas vistas tremendas al monte y a la red de macrocomercios– hoy lucen al viento con una estética que se nos antoja genuinamente ikeaniana (Aranburu 2002, 102).

Megapark
Fig. 1
Megapark

Espacio exterior que conduce indefectiblemente hacia el interior lúdico y comercial.

Los autores

Las líneas citadas que indagan en las sucursales-capillas mundializadas –por lo tanto ‘globalizadas’– del fenómeno Ikea se refieren a una zona postindustrial de ‘rupturas territoriales’ en Barakaldo, ‘desacralizada’ de su carácter industrial y ‘rebautizada’ con el significativo nombre: Megapark. Lo cual nos recoloca en el ‘escenario’ de los parajes industriales ‘vaciados’ con restos ‘nucleares’ como no-lugares de residuo y de vestigio, necesitados de auxilio en las inmediaciones de los centros históricos. Infraestructuras megalómanas como Megapark vienen a socorrer esas ‘necesidades’ implantando ‘escenografías mudas’ que por fuera tienen el aspecto de grandes hangares inexpugnables e insípidos de paredes ciegas e inhóspitas, mientras dentro se materializa el ‘encantamiento continuo’; carnaval de luces fosforescentes y ‘tiovivos visuales’ para la (in)feliz compra delirante, harto compulsiva, en ‘antros’ de fastuosidad y fascinación.


Fig. 2

Complejo abandonado a punto de ser ‘engullido’, parque de atracciones, Bilbao, décadas de 1970-1980. Espacio utilizado antes del desmantelamiento para intervenciones artísticas.

Los autores (1998)

Además de imágenes, corrientes y quizás ‘escorrentías’ a modo de flujos de ‘capitales de ficción’ se movilizan destilando como gran producto los parques temáticos y masivos. Recintos autosuficientes que pueden ofrecer técnicamente incluso el simulacro de entornos paradisíacos, lúdico-recreativos de fin de semana y/o período vacacional. Hasta hace bien poco divisábamos igualmente un ejemplo fracasado con las ruinosas instalaciones abandonadas del parque de atracciones del Vivero; bloques de cemento en ‘grisalla’, barracas y pirámides devenidas presencias fantasmagóricas en una ladera montañosa muy cercana a Bilbao, provistas de una pátina-estética e imaginería muy próxima a ciudades postnucleares de filmes como Stalker (Tarkovski 1979). En estos casos, aunque los límites de la memoria pueden ser difusos y también sus modos de interpretación, los espacios han poseído capacidades y recursos para sustentar y reflejar evocaciones que ya casi ni el arte puede sostener ni articular a título póstumo, ya que:

Artistas reconocidos son reclamados para colocar réplicas ampliadas de sus esculturas que difícilmente cumplen función conmemorativa alguna. Objetos de mobiliario urbano de una categoría trascendental mayor que el simple uso funcional, pero incapaces de significar más allá de ser signo de modernidad. El estatus –emblema de escultura, signo de riqueza y glorificación del patrocinador– prima más que las consideraciones estéticas ya que la escultura se utiliza como distintivo social de la ciudad (Arnaiz, Elorriaga, Laka & Moreno 1998, 85).

3. Fluctuaciones metabólicas en ciudades extensas con querencia de sostenibilidad

Estamos ahí, hay que aceptarlo, la ciudad es así…” (Itziar Lazkano).


Fig. 3

Reducto urbano fuera de construcción y de planeamiento; suelo ‘frágil’ para la especulación.

Los autores

En las actuales investigaciones y análisis sobre los asuntos que traemos a colación no conviene olvidar las tensiones entre la triple vertiente que concierne a la sostenibilidad; ambiental, económica y social. Estas no se pueden resolver y resumir únicamente con mobiliario ecológico, escultura o futuristas viviendas auto-gestionadas y autosuficientes que crecen y ‘respiran’ con la vegetación. Experimentos anecdóticos que constituyen, en todo caso y bajo los aparentes distintivos de responsabilidades medioambiental, otra forma de ocupar y humanizar el medio vital con mayor disimulo presencial pero con ingentes medios económico-energéticos empleados, a veces, de forma poco sostenible.


Fig. 4

Transformación en el tiempo de un reducto urbano de ‘ruptura’ en la textura muy densificada.


Fig. 5

Plaza ‘intermedia’ remodelada mediante pavimentación, elementos lúdicos y mobiliario urbano en un espacio intermedio de la ciudad como ‘charnela’ entre ‘islas edificadas’ y suelos de ‘barbecho’.

Los autores

La sostenibilidad urbana abordada por clásicos como Naredo (2004), nos conduce a la in-sostenibilidad de las actuales conurbaciones y aglomeraciones (Bilbao sin ir más lejos), y a las maneras de limitarla en la medida de lo posible, con decálogos propuestos por autores/as como Rogers y Gumuchdjian (1995). Terradas (2001), analiza la estructura urbana y cuantifica las corrientes de materia y energía que interrelacionan la ciudad con su entorno y permiten su continuidad. Introduce indicadores ambientales y de sostenibilidad aplicados al conjunto urbano, siempre desde la perspectiva de las ciencias ecológicas en sintonía con el ‘metabolismo urbano’.

Esta cuestión ‘metabólica’ tan en boga últimamente desde perspectivas analíticas regeneracionistas de aprovechamiento energético, con su atributo urbano aunque bien pudiera ser territorial, lo cual no es baladí, aparece de hecho como concepto y/o categoría de estudio en la década de 1960 pero se ha afianzado en los últimos decenios. Ha trazado su evolución hacia contextos urbano-territoriales en tanto fenómenos consumidores de ingentes recursos al amparo de diferentes procesos técnicos y socioeconómicos (Ruiz de Gopegi 2018). A la escasez de dichos recursos, se pone en solfa la subsistencia de los contextos de habitabilidad concentrada y/o expandida, con lo cual parece lógico discurrir e inventar procedimientos para unos modelos metabólicos de transición donde los desechos sean nuevamente aprovechables con eficacia; como la cuestión recurrente del reciclaje cada vez más presente en ámbitos diversos. En todo caso, esta forma de terciar e influir en los flujos internos de esas ‘redes intestinales’ metabólicas es una concepción cuya utilización se reclama en procesos de re-diseño urbano-territorial y obviamente paisajístico (Steele 2018). Paradigma aclamado como programa-proclama interdisciplinar y que afectaría, sin lugar a dudas y de manera aún un tanto incierta, en la ‘sostenibilidad estética’ que habría que intentar accionar desde el arte hacia ‘lo urbano’. Lo cual tiene igualmente relación con ejercicios recalificadores de terrenos y territorios-paisaje como versa la frase: “comprender que la recalificación del territorio parte de una negación sobre su calificación anterior. ¿Qué son en el paisaje los nuevos montes rellenos de basura?” (Pan 2019, 110). Recalificación que es negación o al menos transformación de usos anteriores y asunción de nuevas idiosincrasias que van a inscribirse y ‘ser’ en el paisaje; donde la apuesta por esa sostenibilidad de tintes estéticos dista de dar verdor a colinas-escombrera y vertederos.

4. Último punto antes de concluir: volver a ‘la calle’, regresar al medio-paraje vital

Como donde fue el molino La Sabana, dos andenes (callejuelas) al lago, una cuadra y media arriba, en la casas de la verja negra o donde fue la balacera, dos cuadras al norte, 25 varas al sur (Cascante 2006, 47).

En resumidas cuentas, acercándonos a unas ‘conclusiones’ in-conclusas, del epígrafe anterior devienen sendas nociones relevantes en los últimos lustros; huella ecológica y/o metabolismo territorial/urbano; también sostenibilidad del paisaje. Sinergias copadas y aceleradas en las redes de producción-consumo y ‘deposición’ inscritas en las ciudades expandidas al territorio, si bien desde diversos flancos arrecia la depauperación de los centros históricos que se ha intentado frenar con ‘paliativos’ entrecomillados y altamente lesivos: como la gentrificación que amenaza identidades socioculturales acuñadas en la ciudad, con nuevas modalidades interactivas de gestión estratégica.


Fig. 6

Expresivo ‘grafiti’ improvisado acerca del la ‘unión’ de gentrificación y arte en Bilbao La Vieja. Pintada que incide en esas dos vertientes presentes en el barrio histórico inmerso en planes estratégicos.

Los autores

Si las periferias alejadas como ‘regiones metropolitanas’ se ‘plenifican’ y se sacian de imágenes y contenidos, en los centros históricos como lugares ‘frágiles’ de la ciudad que precisan controles fehacientes de densidad-intensidad, “los nuevos vecinos de clase media ven pervivencias [perdurabilidad]” mientras los/as vecinos/as “de toda la vida ven crisis, cuando no [inmediata] desaparición de la comunidad (Aranburu 2002, 82).


Fig. 7

Encrucijada de centro histórico transformada por una ‘ruptura’ del tejido con nuevos edificios.

Los autores


Fig. 8

Resquicios visiblemente deteriorados, de gran verticalidad, que se intercalan en cotas distintas.

Los autores


Fig. 9

‘No-lugares’ como ‘islas’ vacías sin utilidad hasta que la trama vuelve a recuperarlos en altura.

Los autores

Se resitúan así unos espacios donde prima la “‘no identidad’. Preeminencia de la tipología general sobre el nombre específico del local: el ‘todo a 100’ de la calle X o del barrio X. El valor era en sí la oferta, porque el estilo o la personalidad era similar en todas las tiendas” (Carrascal 2012, 90). Lo que habla de la pérdida de las referencias visuales-espaciales mentalmente articuladoras. Entre unos y otros acontecimientos territoriales-urbanos, quedan aquellos enclaves ‘intermedios’ sin rescate físico-estético alguno, ‘entres’ en los que perduran breves alusiones del pasado entremezcladas con derribos, vejez prematura y mezcolanza de utilidades desde la residencia y la industria hasta los sistemas de tránsito y comunicación, las carreteras y huertos improvisados; resquicios residuales revestidos de grandes carteles publicitarios que para colmo, anuncian inclusive las virtudes de otros lugares de la ciudad y del territorio más contemporáneos, lustrosos y menos sombríos. Aquellos entornos en los que el espacio público ha sido arrebatado a la ciudadanía para su ocupación por parte del capital. Ante lo cual se ha de empoderar la ‘otra ciudad’ terciada por las interacciones con el medio.

La calle cada vez más se está transformando en un lugar de tránsito en continuo movimiento acelerado. Las nuevas plazas ya ni llevan bancos en los que detenerse, la calle ya no es para pararse, sino para circular y además todos en el mismo sentido. Esta homogeneización ciudadana a marcha forzada está sostenida por los crecientes elementos de vigilancia y control, encargados de mantener el orden. La calle debe ser un espacio organizado, neutro y limpio, hasta que una empresa pueda pagar lo contrario. El supuesto espacio público, creado y mantenido a base de los impuestos de los ciudadanos, se privatiza en cuanto suenan monedas. De este modo un sin fin de anzuelos visuales inundan la calle tratando de captar clientes, se vuelve también un mercado. Dentro de este mundo de la imagen adoctrinante auténticos escualos desmenuzan la sociedad y cultura para lanzar las llamadas adecuadas a cada sector, que atienden encantados para comprar su identidad. Esta calle de tránsito, plagada de llamadas a posibles clientes, que trata de ser neutra y limpia pero que su propia contaminación, material y mental, torna cada vez más hacia un gris sucio, deja de resultar interesante para los viandantes. Ensimismados en sus auriculares circulan hacia su destino sin mirar a nada ni a nadie, tratando de no cruzarse entre ellos, esperando que ninguna detención les haga perder un segundo de su cotidianidad [aunque curiosamente, los reclamos sean múltiples y nutridos]. Ante este problema que supone la pérdida de interés, la autodomesticación en obedientes y cuadriculados ciudadanos y la desaparición de nuestra calle, la de todos, la vacuna que propongo es asumir lo siguiente: la calle es de todos, habita tu parte. Sé un espectador activo, observa y genera tu propio criterio, si lo ves necesario o te apetece, responde.

Una ciudad ‘otra’ mucho más sujeta a ‘la calle’ como destila la transcripción de esta cita final, extensa aunque necesaria. Espacios acaso público-callejeros que aún atesorarían la resonancia de interrogantes como ¿es tuya/mía/suya/vuestra/nuestra la calle? ¿Creen aventurar que es ‘de ellos’ la calle? Preguntas hacia políticos y poderes fácticos que gobiernan con ‘delicadeza bárbara’, que es al fin ‘bárbara delicadeza’. Lo cual no deja tampoco de ser síntoma del ‘naufragio’ predicho en el punto primero, puesto que en esos lugares se dirimen muchos derroteros sobre los modelos de ciudad (Muñoz 2013).


Fig. 10

Entornos degradados pero repletos de publicidad anunciadora de eventos y sueños a satisfacer.

Los autores

Agradecimientos

Este artículo ha sido elaborado en el marco del Grupo de Investigación Consolidado del Sistema Universitario Vasco GIC-GV-IT1096-16, con financiación del Gobierno Vasco. Así como en el seno del proyecto: "El arte y las transformaciones del espacio común del territorio. [Sostenibilidad estética en canteras de corte y bordes de agua]" (HAR2016-78241-P), MINECO, Fondos europeos FEDER (I+D+i).

Referencias bibliográficas

Aranburu Otazu, Mikel. 2002. Los otros y nosotros: Imágenes del inmigrante en Ciutat Vella de Barcelona. Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte

Arnaiz Gómez, Ana, Jabier Elorriaga Oribe, Xabier Laka Antxustegi & Jabier Moreno Martínez. 1998. "Escultura pública: tensión entre lo simbólico y lo funcional". En Presències en l'espai public contemporani [Presencias en el espacio público contemporáneo]: Escultura pública contemporánea, edició de Josep Roy Dolcet, 85-102. Barcelona: Universitat de Barcelona

Bilbao Abad, Agustín. 2013. Viento norte. Bilbao: A Fortiori

Carrascal Gallardo, Tomás. 2012. El patio off mi casa: Relación del diseño y la estética con lo ibérico. Roquetas de Mar, Almería: Círculo Rojo

Cascante, Manuel M[artínez]. 2006. “Nicaragua elige hoy presidente entre el sandinismo y la derecha”. El Correo, 5 nov.

Delgado Ruiz, Manuel. 2011. El espacio público como ideología. Madrid: Los Libros de la Catarata

Etxarte Moreno, Hedoi. 2019. “Espazio publikoa eta memoria?”. Aldiri 38: 5-6

Gantzarain Etxaniz, Xabier. 2019. “Memoriarentzat lekua oso klabea da: Lekua aldatzen denean, zure memoria balantzan sentitzen duzu”: Xabier Gantzarainekin solasean. Ander Zangitu Orbea, elkarrizketatzailea. Aldiri 38: 37-9

Lekuona Mariskal, Ane. 2019. “Euskal imajinario artistikoa genero-ikuspegi batetik, 1966-2016”. Aldiri 38: 10-3

Llorente Díaz, Marta. 2019. “Iraganarekin dugun harremanak beti izan beharko luke iragan horren irudiaren azterketa bat, etenik gabeko berreraikitze bat”. Elkarrizketa, Ianire de Andrés Olabarria. "Memoriaren espazioa", Aldiri 38: 17-9

Muñoz Santini, Inti. 2013. “Relato de un centro poliédrico”. En Revivir el centro histórico: Barcelona, La Habana, Ciudad de México y Quito, ed., Mirela Fiori; prólogo de Jordi Borja, 131-80. Barcelona: UOC

Naredo Pérez, José Manuel. 2004. “Sobre el origen, el uso y el contenido del término ‘sostenible’”. Cuadernos de Investigación Urbanística 41: 7-18

Pan Vega, Damaris. 2019. “Pintura traza-costra: Hautsa eta izerdia”. En Piscina: Investigación y práctica artística; Maneras y ejercicios [Swimming pool: Artistic practice-based research; Manners and exercises], dir. editorial, Rita Sixto & Usoa Fullaondo; autores, Naia Del Castillo... et al., 107-20. Bilbao: LaSia

Rogers, Richard & Philip Gumuchdjian. (1995) 2000. Ciudades para un pequeño planeta. Versión castellana de Miguel Izquierdo & Carlos Sáenz de Valicourt. Barcelona: Gustavo Gili

Ruiz de Gopegi Aramburu, María. 2018. “Hiri-metabolismoa: Kontzeptutik inplementaziora”. Aldiri 35: 41-4

San Martín Martinez, Francisco Javier. 2019. “Aterrizaje”. Eremuak 6: 21-8

Steele, Carolyn. 2018. "Badirudi ahaztu egin dugula gure arbasoek oso ongi zekitena, elikagaien kontrola boterea da". Elkarrizketa, Leire Milikua Larramendi. Aldiri 36: 20-3

Terradas Serra, Jaume. 2001. Ecología urbana. Barcelona: Rubes

Notas

* Nota para las ilustraciones: las imágenes incluidas en el texto constituyen tomas fotográficas realizadas por los autores en el trabajo de campo sobre el terreno, no estando sujetas a derechos de reproducción.
HTML generado a partir de XML-JATS4R por