Prototipo comisarial en torno a los conceptos de territorio, identidad e industria: 'Ací fem atovons' (Horta Nord, València)

Curatorial prototype around the concepts of territory, identity and industry: 'Ací fem atovons' (Horta Nord, València)

Neus Carceller La Cruz
Investigadora independiente, España

Prototipo comisarial en torno a los conceptos de territorio, identidad e industria: 'Ací fem atovons' (Horta Nord, València)

AusArt, vol. 9, núm. 2, pp. 87-98, 2021

Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea

Recepción: 26 Octubre 2021

Aprobación: 15 Noviembre 2021

Resumen: En una sociedad globalizada con tendencias a la homogeneización se corre el peligro de provocarse una indiferenciación espacial, un desvanecimiento de la especificidad de los sitios y la consiguiente pérdida de singularidades y particularidades locales de los territorios. Frente a esto se considera necesaria una reivindicación de lo local a través del arte. En el siguiente texto se investiga el concepto de territorio para focalizar su concepción desde una dimensión cultural, buscando revelar su capacidad como símbolo que desencadena la identidad y el imaginario colectivo de sus habitantes. Se persigue el objetivo de demostrar que el arte puede actuar como herramienta de reactivación, simbólica, del territorio a través de un prototipo comisarial diseñado para un contexto espacial específico: la comarca Horta Nord de València, cuyo paisaje está ornamentado por los vestigios de su industria ladrillera. Esta industria local, asimilada como una actividad a través de la cual el pueblo se relaciona con su entorno de manera inmediata, se presenta como un elemento de distinción de una geografía concreta frente a un mundo globalizado en pos de la unificación.

Palabras clave: TERRITORIO, IDENTIDAD, LOCAL, INDUSTRIA, COMISARIADO DE ARTE, HORTA NORD (VALENCIA, COMARCA).

Abstract: A globalized society based in homogenization, can lead a spatial undifferentiation, loss of place specificity and their singularity and particularity. Against this it is proposed a call for local through art. The territory concept is analyzed in this text in order to focalize its conception from a cultural dimension, looking for discover the territory power as a symbol that triggers the identity and social imaginary of its inhabitants. The purpose is to show the capacity of art as a tool of a symbolically reactivating of the territory through a curatorial proposal design for a specific spatial context: the Horta Nord region, whose landscape shows vestiges from local brick factories. This local industry, understood as a way through which people interact with their environment immediately, is shown as an element of distinction in contrast to a globalized world in pursuit of unification.

Keywords: TERRITORY, IDENTITY, LOCAL, INDUSTRY, CURATORIAL PRACTICE, HORTA NORD (VALENCIAN DISTRICT).

Introducción

En la sociedad globalizada en la que vivimos existe una tendencia homogeneizadora que puede desencadenar en la pérdida de la especificidad de los territorios que la conforman, es decir, de las particularidades que caracterizan y distinguen cada lugar, lo que puede terminar con las identidades locales.

En el siguiente texto se propone solventar esta problemática a través del arte, concretamente con una propuesta comisarial. El proyecto expositivo, llamado Ací fem Atovons ("Aquí hacemos ladrillos”) se basa en el impulso de la interacción y la vinculación de las y los habitantes con su territorio con el fin reivindicarlo y alimentar el sentimiento identitario. Para ello la propuesta comisarial se centra en el territorio de l’Horta Nord, una comarca de València (País Valencià), concretamente gira en torno a su patrimonio industrial ladrillero por ser un elemento característico de su paisaje y partiendo de la noción de que el trabajo construye identidad ya que las civilizaciones también se estructuran alrededor del concepto del trabajo (Sainsaulieu 1977). Desde la Asociación de Arqueología Industrial, Patrimonio Cultural y Natural (INCUNA) defienden que el patrimonio industrial tiene valores como: el pasado, identidad, autenticidad, conocimiento científico y tecnológico e implicación y participación de los ciudadanos en su gestión, su vida e historia (Álvarez 2010).

Los efectos emancipadores de la industrialización de esta zona se entregan como un símbolo de independencia y autosuficiencia que aporta particularidad a su territorio. A través de una oda al autoabastecimiento, se impulsa una singularización del lugar como alternativa a la dudosa necesidad de unificación de la globalización. Las estructuras industriales que un día fueron símbolo de progreso y esfuerzo son ahora en su mayoría vestigios, por ello se propone su reactivación (en un sentido metafórico) con el objetivo de visibilizar las posibilidades que estos edificios históricos tienen como elemento identitario.

La propuesta comisarial busca estrategias para aumentar la conciencia de las personas sobre su territorio a través de obras de arte que lo pondrán en valor, consiguiendo con ello una concienciación del entorno que desembocará en su revalorización y respeto y, por ende, en la conservación de su patrimonio cultural, económico y social, un patrimonio inmaterial (la identidad) y material (vestigios industriales).

Metodología de investigación previa al desarrollo de la propuesta comisarial

Para que el proyecto expositivo logre cumplir el objetivo fundamental de reivindicar el territorio como espacio de identidad se ha debido realizar, en primer lugar, una aproximación terminológica de los conceptos base: territorio, paisaje e identidad, analizados desde distintos ámbitos como la geografía, la sociología, la antropología y la filosofía, para entenderlos y hacer uso correcto de los mismos. A continuación, ha sido necesaria una revisión de antecedentes artísticos relacionados con el binomio “arte-territorio”: el estudio de movimientos nacidos en la década de 1960 que reivindicaban la conciencia del entorno y perseguían crear un diálogo sociedad-espacio. Así como un análisis de comisariados de arte de diferente índole que han abarcado el territorio desde el arte: desde macro-proyectos internacionales que lo conciben en un contexto de globalización como Manifesta 5 (Donostia), Documenta 14 (Kassel-Atenas) y la XII Bienal de Gwangju, hasta comisariados de menos alcance internacional circunscritos a ciertos espacios y que comprenden la territorialidad desde lo local, como Sentido y sostenibilidad de Alberto Sanchez Balmisa o Arte, industria y territorio de Diego Arribas).

Definidos estos conceptos preliminares, y tras la reflexión tanto de las perspectivas aportadas por los movimientos artísticos precedentes como de las críticas sociales recibidas de estos proyectos comisariales, se continúa la investigación centrándose ahora en el territorio (y su industria) sobre el que se cimienta el proyecto curatorial. A continuación, se podrá proceder con el diseño del prototipo comisarial en el que se verterán y activarán todos los conocimientos investigados.

Proyecto expositivo Ací fem Atovons

Aproximación histórica a la industria ladrillera de l’Horta Nord

La industria ladrillera sobre la que se desarrolla este proyecto comisarial se sitúa repartida entre diferentes localidades de la comarca valenciana Horta Nord, comarca que engloba la mayor parte de huerta activa actualmente del País Valencià. Debido a que goza de una tierra llena de propiedades favorables para su cultivo, dichas tierras han sido explotadas desde tiempos inmemoriales por la actividad agrícola. Este aprovechamiento de la tierra fue ampliado a otras actividades a partir del siglo XIV, en el que ya se tiene constancia de manufactura ladrillera, llegando a un total de veintiocho fábricas de ladrillo en el siglo XX (llamados rajolars en la zona). La siguiente fotografía es un buen ejemplo del paisaje de este territorio, en ella se pueden observar cultivos de cebolla en primer plano y algunas chimeneas al fondo.

Panorámica de l’Horta Nord. Campos de cebolla y chimeneas.
Figura 1
Panorámica de l’Horta Nord. Campos de cebolla y chimeneas.

Las altas chimeneas de estas fábricas (fumerals en valencià) se empezaron a construir a finales del siglo XIX, y su instalación supuso una integración en el paisaje de unos elementos verticales de más de treinta metros que revolucionaron la horizontalidad de la huerta. Estas se convertirían en un hito del territorio y un emblema de la industrialización, y además son reconocidas como BRL (bien de relevancia local) por la Ley 5/2007 del Patrimoni Cultural Valencià, y en 2011 el decreto 62/2011 clasifica los BRL (y estas chimeneas) como Espacio etnológico de interés local.

De los 28 rajolars que llegaron a instalarse a lo largo del territorio de l’Horta Nord, solo 8 fumerals se conservan a día de hoy: 3 en Alfara del Patriarca y 5 en Foios. En estas fotografías se pueden observar dos de ellas:

Chimenea de la antigua fábrica ladrillera de la familia Rius (Vinalesa). Fotografía por Francesc Planes.
Figura 2
Chimenea de la antigua fábrica ladrillera de la familia Rius (Vinalesa). Fotografía por Francesc Planes.

Cantera de arcilla de la Cooperativa Ladrillera en desuso. Al fondo la chimenea de la fábrica. Fotografía por Francesc Planes.
Figura 3
Cantera de arcilla de la Cooperativa Ladrillera en desuso. Al fondo la chimenea de la fábrica. Fotografía por Francesc Planes.

Este uso económico del paisaje, por medio de la agricultura y la industria ha definido la estructura de este territorio, influyendo decisivamente en su aspecto estético, así como emocional e identitario del paisanaje.

Exposición

Ací fem atovons se presenta como una sinestesia entre el trabajo industrial de fabricación de ladrillo y su uso e investigación como material artístico. El título hace referencia a una frase que Ricardo Valero, el actual gestor de la Cooperativa Ladrillera, dijo en una de las visitas que se realizaron a la fábrica durante la investigación para este proyecto.

La estructura de la exposición se basa en una interpretación de los iconemas de Eugenio Turri. El geógrafo entiende por iconema un mínimo símbolo que carece de significado por sí solo pero que, en conjunto con otros símbolos, es el que permite construir una cadena de significantes.

Siguiendo esta interpretación el proyecto expositivo consistirá en un itinerario que se dividirá en dos fases: una fase inicial que cumplirá la función de iconema y una segunda fase que corresponderá al conjunto de símbolos que prosiguen al iconema.

En esta primera fase y como punto de partida se llevará a cabo una exposición temporal en la sala Fernando Barrachina (Foios) a modo de espacio de contextualización y posicionamiento curatorial, así como la instalación de una obra del artista local Pablo Bolumar.

La propuesta continuará con la segunda fase que consistirá en una senda de narraciones artísticas en sintonía con el entorno, para lo que se plantea la instalación de obras de arte alrededor de los vestigios de las fábricas ladrilleras. De esta manera se generará un recorrido a través del cual las personas espectadoras cartografiarán el espacio, reconociendo el territorio y por ende aprehendiendo y vinculándose con el mismo.

1. Fase incial. Espacio de contextualización y posicionamiento: sala de exposiciones Fernando Barrachina

Acogiendo pues Foios como iconema, se plantea en la sala de exposiciones Fernando Barrachina (Plaça d’Espanya, Foios) una muestra a modo de espacio contextual, que funcionará, dentro de todo el proyecto, como el símbolo que permite construir la cadena de significantes.

A través de la exhibición de objetos e información relacionada con la investigación de esta industria, esta exposición se plantea como el punto de partida del proyecto comisarial. Incluirá información textual, fotográfica y audiovisual documental acompañada de objetos procedentes de la industria y objetos artísticos creados por artistas locales que ya han mostrado su interés y han explorado el material cerámico constructivo en su práctica artística: Vicent Orts (Vinalesa), Pablo Bolumar (Foios), LUCE (València) y Albert Cano ‘Fes Bondat’ (Meliana).

La sala expositiva quedará dividida en tres espacios: el exordio, (apología al) trabajo y la construcción, haciendo referencia al proceso de fabricación del ladrillo: la arcilla (origen), su transformación en la industria (trabajo) y su finalidad utilitaria (constructiva-artística).

2. Segunda fase: Senda de narraciones artísticas: instalaciones exteriores

A modo de conjunto de símbolos que siguen al iconema y creándose la cadena de significantes esta propuesta comisarial continúa con una senda de narraciones trazada mediante la instalación de obras de arte en las proximidades de las zonas fabriles. Al visitarlas los y las espectadoras recorrerán la comarca a través de sus vestigios industriales, provocándose una interactuación con el lugar. Esta secuencia de acontecimientos sigue a su vez una lógica de conexión multi-local.

De esta manera el espacio forma parte del discurso y las obras allí instaladas no serán asimiladas de manera autónoma sino en sintonía con su contexto espacial, alejándose del 'cubo blanco' el cual Bryan O’Doherty (1986) lo describe como un espacio que pretende “subrayar el valor individual de los diferentes objetos, que significan algo en y por sí mismos (…) eliminar factores temporales y contextuales que puedan intervenir de manera negativa en la lectura de la obra”.

A continuación, se exponen los principios sobre los que se estructura esta segunda fase expositiva.

Materiales y site-specific

Como paradigma del vínculo identitario que se persigue en este proyecto curatorial, se le plantea al colectivo de artistas utilizar materiales de esta industria y en colaboración con la misma, haciendo así uso de aspectos tangibles (el geológico del territorio) para atender aspectos intangibles (reconocimiento, vínculo e identidad). De esta manera también se conseguirá además que las instalaciones entren en armonía con el entorno, evitando una imposición de obras que no se integren en el contexto y que por ello no representen al mismo. Para ello se establece también el principio del site-specific como pauta de producción artística, dando lugar a obras creadas específicamente para la exposición a través de un entendimiento fenomenológico y experimental del territorio por parte del colectivo de artistas, como método generador de diálogo de la obra con el entorno en el que se inscribe.

Esta intención de vincular las obras con el contexto espacial nos remite a una cita de Lucy R. Lippard:

La practica artística debe relacionarse con los contextos y contenidos, en lugar de con estilos y corrientes. Creyendo como creo que la conexión con el lugar es un componente necesario y fundamental para sentir de un modo cercano a la gente, a la tierra, me pregunto qué lograría que los artistas ‘devolvieran’ los lugares a las gentes que hace tiempo que no los ven. Porque la tierra unida a la gente, su presencia y su ausencia es lo que hace resonar el paisaje (Lippard 2001, 59).

Artistas locales y no locales. Trabajo por medio de residencias

Para esta segunda fase comisarial se considera interesante aportar la visión de artistas no-locales que trabajen con materiales, conceptos o en alguno de los ámbitos de interés en relación al objetivo comisarial: TERRITORIO-IDENTIDAD-INDUSTRIA-CERÁMICA.

El objetivo es que los y las artistas trabajen desde su ámbito manteniendo la mirada sobre este territorio en particular desde sus perspectivas personales, para poder transmitir la experiencia que han tenido con el mismo a través de residencias artísticas en las que se les dará la oportunidad de convivir y entrar en contacto con el contexto. Con esto se añadirá una visión externa particular del territorio que, junto al bagaje de cada uno/a de los y las artistas invitadas, aportará nuevas perspectivas que generarán reflexiones interesantes.

Igualmente se sigue considerando importante la presencia de la visión local, por lo que se contará también con artistas locales. De esta colaboración entre artistas locales y no-locales se busca crear una correlación que dé lugar a un diálogo de perspectivas en torno al binomio territorio e industria, un trabajo transdisciplinar que dará lugar a nuevas reflexiones sobre el concepto de territorio.

La primera parada del recorrido exterior que da inicio al itinerario curatorial es de nuevo en Foios con la obra Banc-fumeral del artista local Pablo Bolumar (Foios), y que ya se encuentra instalada y se puede visitar en la calle Jutera de Foios. Bolumar es un diseñador industrial y artista que transforma materiales semiprocesados de origen natural en instalaciones site-specific a través del ensamblaje y la narrativa. Banc fumeral es la materialización de años de investigación del material cerámico constructivo y recrea una chimenea de base octogonal que cumple la función de pieza de mobiliario urbano, un banco, y que ha sido fabricado mediante un proceso de construcción inspirado en el de las chimeneas tan características de este paisaje industrial y en colaboración con la Cooperativa Ladrillera. A continuación se pueden ver unas fotografías de la obra:

Banc-fumeral
Figura 4
Banc-fumeral
Pablo Bolumar Plata (2021)

Banc-fumeral
Figura 5
Banc-fumeral
Pablo Bolumar Plata (2021).

También por su implicación identitaria y por su interés demostrado en el material cerámico constructivo y desde la misma disciplina que Bolumar (diseño industrial) se selecciona al artista local Vicent Orts (Vinalesa). Su trabajo se centra en repensar elementos existentes en nuevos objetos útiles contemporáneos, centrando su interés en los recursos locales y las técnicas tradicionales con intención de crear vínculos entre personas y objetos. Ha investigado sobre materiales y procesos de fabricación vernáculos de la cultura valenciana. También de Vinalesa se contará con la ceramista Rafaela Pareja, cuya obra es orgánica y surge de lo cotidiano y de la observación de la naturaleza.

Por último, en la selección de artistas locales, se considera interesante contar con la participación de la artista valenciana Laura Palau Barreda por su exploración del espacio y la comprensión de la espacialidad y el cuestionamiento de los hábitos y prácticas que las personas tenemos en el espacio público. Por otro lado, interesa también el tratamiento que la artista hace de temáticas idiosincrásicas del territorio valenciano.

En cuanto a los artistas no locales se ha seleccionado a la finlandesa Anna Nyreen. La ceramista, interesada en las cualidades táctiles de los objetos, centra su trabajo en la materialidad y el tacto de la cerámica mientras trata temas conceptuales y socialmente comprometidos. Busca la interacción de los y las visitantes con sus obras, esperando que las toquen y acaricien.

Desde la territorialidad se presenta la navarra Amaia Molinet y el navarro Carlos Irijalba, que trabajan la relación entre territorio e identidad poniendo en valor sus rasgos simbólicos. Molinet desafía las nociones de frontera, memoria, arquitectura o territorio desde un acercamiento fenomenológico y a través de la experiencia vivida sobre el territorio. Irijalba reflexiona sobre el concepto de territorio partiendo de una crítica a la perspectiva antropocéntrica del mundo y se centra en el análisis físico del territorio y los estados de su materia, por lo que sus intervenciones tienen un enfoque más geológico.

Desde el tratamiento del espacio se opta por el brasileño Marlon de Azambuja, quien dirige todo su discurso hacia el tratamiento del espacio, poniendo énfasis en los elementos del mismo que, considera, tienen connotación emocional e identitaria. El artista hace uso del site-specific para reflexionar sobre cada uno de estos espacios específicos, ya que considera que el objeto artístico no puede separarse de su contexto, así como tampoco las personas de sus entornos.

En último lugar de la selección de artistas no locales contaremos con Linarejos Mora. Hija de familia propietaria y trabajadora de la industria, desarrolla proyectos sobre la memoria industrial. Trabaja en los mismos espacios industriales porque es donde se desarrolla su trabajo conceptualmente, presentando vestigios industriales obsoletos como actos poéticos de resistencia a la pérdida.

La exposición en la sala Fernando Barrachina, que dará inicio al proyecto comisarial, está prevista en el mes de diciembre de 2021, continuando con la senda de narraciones que se irán descubriendo y revelando en el tiempo.

Conclusiones

La presente investigación focaliza la concepción del arte desde su rol social. Partiendo de esta perspectiva, se trabaja desde la consciencia de que las personas artistas asumen un papel socialmente activo. Vinculándose a la comunidad de un contexto específico, son capaces de colaborar en la construcción o transformación social, para lo que han de tener en consideración aspectos de dicha sociedad que, por consiguiente, definirán la obra, otorgándole el contenido y el sentido, y en muchos casos determinando así sus formas. Esta obra entonces estará dirigida a canalizar y tal vez tratar de dar solución a problemas específicos.

Desde esta premisa y en el contexto de la globalización en el que vivimos, para hacer frente a la problemática de desterritorialización, los y las artistas trabajan a través de la búsqueda de soluciones desde contextos espaciales específicos, contribuyendo a la re-significación de los territorios que se enfrentan a una nueva territorialidad y en pos de la reivindicación de lo local.

Por otro lado, en el desarrollo de la investigación se ha demostrado lo que se pretendía explorar con la propuesta comisarial: que la identidad parte de la conciencia que las personas tienen de su entorno, bien sea dentro de un grupo o comunidad o con en el espacio en sí. Con la investigación previa al desarrollo de la propuesta expositiva se concluye que para que una comunidad adquiera sentimientos identitarios con su territorio debe sentirse parte del mismo de manera física pero también simbólica para, de tal manera, otorgarle sentido a ese lugar. Se constata la importancia de la conservación del territorio para la preservación de la identidad local y se ha demostrado cómo en estudios de diferentes ámbitos (sociología, geografía, antropología y filosofía) se han entendido ambos conceptos como correlativos. Todo esto será interesante analizar de nuevo tras la puesta en práctica del proyecto curatorial propio.

Por otro lado, tras la consulta de distintas fuentes y análisis de muchos proyectos artísticos e investigativos, se comprueba que la puesta en valor de un sitio degradado o en proceso de degradación podrá regener un apego al lugar por parte de sus habitantes debido a la reactivación del diálogo entre ambos a través de su re-significación por medio del arte.

Partiendo de estas conclusiones, se revela pues que las obras artísticas son capaces de generar dicha concienciación a través del uso de aspectos concretos del territorio, con lo que conseguirá aunar la memoria colectiva y la identidad.

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