Papel crítico 94

 

María Martínez*

UNED

Prostitución, contextos fronterizos y corporalidad. Diálogos para la acción

Autores: Pilar Albertín Carbó y José Antonio Langarita Adiego (Editores)

Páginas: 400

Editorial: Icaria, 2021

Ciudad: Barcelona

* Correspondencia a / Correspondence to: María Martínez. UNED, Departamento de Sociología III (Tendencias Sociales). C/ del Obispo de Trejo, 2 (28040 Madrid) –  – http://orcid.org/0000-0001-9337-3225.

ISSN 1695-6494 / © 2023 UPV/EHU

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Un fenómeno complejo como el de la prostitución requiere de una mirada poliédrica que no se restrinja a una posición ideológica, moral y, por tanto, política, ni a una parte de los actores involucrados. Esto es lo que busca hacer el libro editado por Pilar Albertín Carbó y José Antonio Langarita Adiego titulado Prostitución, contextos fronterizos y corporalidad. Diálogos para la acción. Sin pretensión de un análisis que dé cuenta de todas las aristas de ese complejo fenómeno social que es la prostitución, el libro sí presenta diferentes miradas que atienden, ya lo anuncian los editores en la introducción, a los diferentes actores involucrados en él superando el tan establecido binomio prostituta-cliente. El libro nos introduce en una mirada socio-antropológica que supera la literatura más amplia sobre la prostitución tendente a discutir los modelos socio-jurídicos en torno ella1 y lo hace desde una perspectiva reflexiva pues la posición de quien habla es problematizada en casi todos los textos que contiene el libro. Así, el libro ofrece al tiempo una mirada compleja para un fenómeno que lo es y «situada» en una reflexión de la relación sujeto-objeto de investigación que termina reivindicando la necesidad de escuchar a quienes ejercen la prostitución para desarrollar una mirada, si no completa, sí compleja.

El texto se organiza en cinco partes que superan por sus enfoques y contenidos lo que el título nos hace sospechar —contextos fronterizos, corporalidad, diálogos y acción—. Las cinco partes contienen eso bien de manera específica —la segunda se centra más en la corporalidad, la tercera en los contextos fronterizos, la primera, pero también la cuarta en los diálogos, y la quinta en la acción—, pero todas abren a otras temáticas clásicas —i.e. estigma— y menos abordadas en los análisis sobre la prostitución. Ahí está el potencial del libro, que a cada paso sorprende a la lectora por sus abordajes complejos sin asumir miradas totalizantes. Es esta mirada no totalizante la que proyectaré igualmente en esta reseña. Aunque no olvido el mandato de la reseña, no revisará al detalle cada uno de los textos, sino que apuntaré especialmente a algunos elementos que, por mi trayectoria e intereses de investigación, considero más destacables.

La primera parte está dedicada a la investigación de historias de vida que es más que una técnica de investigación; es una forma de mirar la prostitución que busca superar los análisis disponibles. Los cuatro textos hacen uso de la historia de vida de manera bien indirecta —el de Nuria Cordero Ramos et al., y el de Alba Alfageme i Casanova y Jennifer Escobar Cupillar— o directa —el de José López Riopedre, y el de Jacqueline Espinoza-Ibacache y Lupicinio Íñiguez-Rueda—. De los dos primeros destacaría la utilidad de esta técnica no solo para investigar con prostitutas o mujeres tratadas, sino para, el primero, dar cuenta de cómo otros actores (gubernamentales y no gubernamentales) entienden la trata y la prostitución en tres países: Camerún, Marruecos, y España; o, el segundo para hacer abordajes más complejos de la prostitución desde la psicología: la historia de vida permite abordar los complejos traumas y poli/multi-victimizaciones a los que se enfrentan quienes han sido tratadas. De los otros dos textos destacaría la complejización que proponen de los mundos de la prostitución a través del análisis de historias de vidas de mujeres (biológicas y no biológicas) que ejercen la prostitución: no son mundos ni experiencias de blanco y negro, sino repletas de grises. Víctimas de trata que terminan trabajando en la prostitución de manera autónoma, trabajadoras sexuales autónomas que se resisten a ser calificadas de «putitas» por el estigma que se asocia (ver el texto de Espinoza-Ibacache y Íñiguez-Rueda). Asimismo, las historias de vida son, en ambos casos, más que instrumentos de investigación, la apuesta por otras miradas. Esto es especialmente remarcable en el texto de Jacqueline Espinoza-Ibacache y Lupicinio Íñiguez-Rueda que anudan la técnica con el proceso de construcción del conocimiento y terminan abogando por un conocimiento situado y encarnado en las voces de sus actrices.

La segunda parte se enfrenta a dos temas muy presentes en los trabajos sobre prostitución —sexualidad y estigma— y aborda otro que entiendo que es más novedoso: la corporalidad. Sobre esos temas se desarrollan los cuatro textos. No voy a seguir el orden que proponen las editoras, sino el que yo hubiera propuesto en esa función. El primer texto sería para mí el de Paula Sánchez Perera que hace una propuesta sobre el estigma que lo saca de sus lugares comunes. Aunque el estigma es propio a la prostitución como una de las instituciones fundamentales del patriarcado y afecta particularmente a las prostitutas, para la autora va mucho más allá del ejercicio del trabajo sexual, incluso de la sexualidad, convirtiéndose en un calificativo de toda desviación del orden sexo-genérico por parte de las mujeres y un desafío a la jerarquía varones-mujeres. El estigma sería la sanción para quien transgrede la norma. Destaca Sánchez Perera que esa transgresión se convierte en subversión entre las prostitutas politizadas por su «resistencia a la internalización del estigma y, fundamentalmente, de su actividad política que desestabiliza y resignifica parte de los imaginarios socio-sexuales en la arena pública» (p. 167).

Esta mirada sobre el estigma nos abre a otros de los dos textos de esta parte que transitan a partir de esa noción. Por un lado, el de Oscar Guasch y Eduardo Lizano que trabajan sobre los hombres en ocupaciones sexuales —proponen usar ese concepto en lugar del de trabajo sexual porque consideran que no es una forma de trabajo estándar—. Los análisis sobre varones en ocupaciones sexuales no pueden ser iguales que los realizados con mujeres o trans. Los autores apuestan por la necesidad de atender otras variables —clase, étnica, edad o dinámica local/inmigrante— teniendo en cuenta la particularidad de estigma, sus riesgos y sus vulnerabilidades. Los varones, pensados generalmente como invulnerables (Gilson, 2016), sufren cuando ejercen la prostitución otros riesgos y vulnerabilidades como la homofobia, los rechazos por su situación de irregularidad administrativa y subalternidad. Por otro lado, el texto de Lorena Olmo Gayo es un alegato del saber experto de la prostitución. La estigmatización de las prostitutas, sumado a la falta de reconocimiento de los saberes producidos por las mujeres, hace que se denigren todos los conocimientos producidos por estas y no son pocos. Son saberes, dice la autora, «desde, por, para y con el cuerpo». Cuidar el cuerpo propio y de otros cuerpos ha sido una capacidad negada, pero que puede ser reivindicada como una forma de agencia desde la prostitución. Esta entrada al cuerpo nos introduce en el otro gran tema de esta parte y sobre el que reflexionan en detalle Diana Zapata y Mónica Gijón. Abordan el cuerpo, un tema paradójicamente olvidado en los trabajos sobre prostitución, pero ello les hace enfrentarse a «mitos, ideas y estereotipos». Es un texto contraintuitivo, pues al tiempo que analizan el lugar del cuerpo en contextos de prostitución, dudan si esa pregunta la haríamos en otras profesiones en las que el cuerpo interviene e incluso si preguntaríamos sobre el cuerpo en un estudio general sobre sexualidad. No es menor el interrogante y nos interpela como investigadoras.

La tercera parte se centra en la prostitución y sus espacios, concretamente aborda el espacio urbano de Barcelona y la frontera catalano-francesa. Aunque se restringe a ese ámbito geográfico concreto, abre preguntas transversales al fenómeno prostitucional y a los efectos de las políticas de ordenación del uso del espacio público sobre quien ejerce esa actividad. El primero de los textos, escrito por las editoras del libro, presenta los resultados de una investigación sobre el ejercicio de la prostitución en la zona transfronteriza entre Cataluña (Alt Empordà) y Francia (Pirineos Orientales). La investigación siguió la consigna general del libro de que la investigación sobre prostitución no puede limitarse al binomio prostituta-cliente y pregunta a diferentes agentes —empresarios, trabajadoras sexuales, clientes, vecinas, organizaciones de asistencia a prostitutas—. Tras una reflexión sobre los elementos macro que permiten que esa zona sea foco de prostitución por su posición de frontera desdibujada por los acuerdos Schengen, pero frontera —hay diferencias macroeconómicas entre los países que juegan un papel fundamental—, las autoras analizan el ejercicio de la prostitución en dos espacios diferenciados: la calle, principalmente las carreteras, y los clubs. Aunque parecería que el segundo es un ejercicio más seguro —en los clubs hay guardias, y otras compañeras—, las autoras matizan ese mito. En ese mismo contexto geográfico se sitúa el trabajo de Sophie Avarguez y Aude Harlé, pero en este caso se centran en la construcción de la masculinidad de los jóvenes en puticlubs. A través de un trabajo de campo que hace también intervenir a múltiples agentes —principalmente jóvenes que consumen y que no consumen prostitución, pero también facilitadores de planificación familiar, profesores, trabajadores de oficinas dedicadas a la juventud— buscan indagar en el vínculo entre prostitución y la socialización de la masculinidad. Las autoras identifican cómo el acceso en grupo a los puticlubs (todos del lado español) se relaciona con una práctica de construcción de la masculinidad basando su análisis en las categorías de Connell (1995) de masculinidad hegemónica, cómplice, subordinada y marginada. En ambos trabajos queda por saber si las particularidades que describen son propias de esa frontera o comunes a otros lugares fronterizos y/o a otros espacios no fronte­rizos.

Cierra esta parte el trabajo de Cristina Sobrino Garcés centrado en la gobernanza de la prostitución callejera en Barcelona. La autora compara dos barrios de la ciudad —el Raval y Maternitat i Sant Ramon— en los que se ejercen prostitución. El trabajo, basado en entrevistas con agentes implicados, incluyendo policía, observaciones y recogida de datos secundarios (informes), argumenta que, a pesar de encontrarse bajo los mismos regímenes jurídicos (especialmente la ordenanza municipal de convivencia de la ciudad), las actuaciones hacen que el tratamiento sea diferente en ambos lugares (por ejemplo, más multas en el Raval). Independientemente de estas diferencias, esas actuaciones tienen consecuencias para las trabajadoras sexuales, impidiendo, más que garantizando, el ejercicio de sus derechos.

La cuarta parte se centra en la «Autoorganización y empoderamiento de las mujeres que hacen trabajo sexual». En un sentido circular conecta con la primera parte dedicada a las historias de vida. Aquí, en lugar de la técnica de investigación conocida con ese nombre, se trata más bien de testimonios de las experiencias y prácticas de prostitutas organizadas. No debemos entender el testimonio como conocimiento no lego. Al contrario, hay una reivindicación por parte de las editoras en que las voces de quienes ejercen la prostitución han de ser no solo escuchadas, sino puestas al nivel del conocimiento experto. En este sentido destacaría el tercer texto de esta parte que recoge una entrevista entre Janet —trabajadora sexual politizada de Barcelona— y Dolores Juliano —académica referente en temas de prostitución— en el que ambas participantes ejercen como expertas sin haber una relación jerárquica entre el conocimiento experto de la segunda y el lego de la primera. Las cuatro contribuciones se enmarcan bien en el lema feminista «lo personal es político» pues hablan de su politización (individual y colectiva) —por ejemplo, la constitución del sindicato OTRAS en el texto de Sabrina Sánchez, o la politización de Janet en Putas Indignadas y Putas Libertarias del Raval—, pero también de las experiencias vitales más personales en las que se enmarca su devenir en la prostitución —destaca el relato de Kenia García y de su «historia de vida» que conecta de manera compleja y no causales tránsitos migratorios, amorosos y experiencias de violencia de género con la prostitución—. Esta parte incluye un cuarto texto que presenta los resultados de la tesis doctoral de Livia Motterle sobre «los mecanismos de producción y reproducción del estigma (…) en el barrio del Raval en Barcelona, así como las prácticas de disidencia que este colectivo pone en marcha en el espacio público» (p. 331). El texto en sí mismo es interesante, especialmente la sección «Prácticas de empoderamiento» en la que analiza las acciones colectivas de las prostitutas del Raval que es un activismo plural muy centrado en la vida del barrio, pero desentona un tanto en una sección dedicada a que quien normalmente es objeto —las prostitutas— sean esta vez sujeto de enunciación. No es, insisto, por el enfoque del texto, sino por su ubicación. Al contrario, el texto no tiene la intención de «hablar por», sino que construye «narraciones encarnadas» entre la investigadora y las trabajadoras sexuales. Es más, la primera es lo que es por el contacto con las segundas: explica al principio del texto su devenir feminista gracias al contacto con las trabajadoras sexuales.

El libro cierra con una quinta parte dedicada a «Intervención social: entidades que trabajan en la zona transfronteriza y pedagogía en contextos de prostitución». Aquí la voz es de nuevo de quienes tradicionalmente se consideran expertas, pero que suelen ser nuestros objetos de investigación y no las autoras de los textos: las entidades que trabajan con personas que ejercen la prostitución. Se presentan dos experiencias: la de la asociación Genera centrada en los derechos de las prostitutas y mujeres tratadas, y la lucha contra el estigma que trabaja en la ciudad de Barcelona y en la provincia de Girona; y la de Apip-Acam que realiza su actividad en las carreteras de la frontera sobre la que trabajaban dos textos en la tercera parte. La segunda pone más el foco en las víctimas de trata y en las intervenciones para evitar esa situación y paliarla; la primera se centra en los derechos y sitúa a las trabajadoras sexuales no solo como objeto de intervención, sino como sujeto de acción sobre el que promocionan, además, su organización colectiva. El último texto, firmado por Mónica Gijón Casares, se articula casi como un meta-análisis de los dos anteriores. Tras plantear la necesidad de un diagnóstico complejo de la prostitución, aboga por un cambio de modelo sobre la prostitución que pase del asistencialismo al acompañamiento, modelo este último que también ha de superarse. El primero compensa las carencias y reinserta, el segundo busca «comprender la complejidad de las historias y establecer relaciones de seguridad y proximidad que permitan a las personas desarrollar su proyecto vital.» (p. 380). El primero trata a las prostitutas como objeto, el segundo las considera sujeto con capacidad de hablar y de actuar lo que lo transforma en un modelo emancipador no solo individual, sino colectivo, porque «tienen mucho que aportar a otras mujeres y a la comunidad» (p. 389). Este es un enfoque que recorre no solo este texto, sino el conjunto del libro.

La configuración del libro editado por Pilar Albertín Carbó y José Antonio Langarita Adiego de manera poliédrica hace que pueda ser una obra iniciática, pero también de especialización en alguno de los múltiples temas que abordan: estigma, cuerpo, espacio, epistemologías y metodologías, autoorganización… Su no pretensión de totalidad, ni de programa político, y su reclamación de poner en el centro las voces de las prostitutas son elementos que destacan de la obra y por los que merece ser leída.

Referencias

Connell, R. (1995). Masculinities. Cambridge : Polity Press.

Gilson, E. (2016). Vulnerability and Victimization: Rethinking Key Concepts in Feminist Discourses on Sexual Violence. Signs: Journal of Women in Culture and Society, 42(1), 1-28.

López-Precioso, M., y Mestre i Mestre, R. (2006). Trabajo sexual. Reconocer derechos. Valencia: Ediciones la Burbuja.

Molina Montero, A. (2018). El régimen jurídico de la prostitución y sus diferentes modelos ideológicos. Revista Critica Penal y Poder, 15, 130-149.

1 Para España, se pueden consultar, entre otros: López Precioso y Mestre i Mestre, 2006; y, Molina Montero, 2018.