Clases medias y propiedad privada en España: una aproximación a partir de la crónica histórica de Cuéntame cómo pasó

Middle Classes and Private Property in Spain: an Approach based on the Historical Chronicle of Cuéntame cómo pasó

David del Pino Díaz*

Universidad Antonio de Nebrija

Palabras clave

Clase media, Producto cultural, Franquismo

Resumen: Este artículo se focaliza en el proceso de la construcción de la primera fase de las clases medias españolas a través de la crónica histórica que ha representado la popular serie Cuéntame cómo pasó. Una serie televisiva que buscó, como se argumenta en este texto, lograr una determinada legitimidad política en el presente mediante la reescritura del pasado. A este fin, se ha empleado una metodología cualitativa basada en el visionado de las primeras catorce temporadas de la serie (253 episodios). El análisis de las primeras catorce temporadas nos ha permitido profundizar en la centralidad de la vivienda como instrumento para la constitución de las clases medias y la pacificación social. Entre otras conclusiones, señalamos la relevancia ideológica que tienen los productos de la cultura de masas cuando se quiere la romantización del tardofranquismo y la defensa de las medidas económicas impulsadas por el Plan de Estabilización de 1959.

Keywords

Middle class, Cultural product, Francoism

Abstract: This article focuses on the process of constructing the first phase of the Spanish middle class through the historical chronicle represented by the popular TV series Cuéntame cómo pasó. A TV show that sought, as argued in this text, to achieve a certain political legitimacy in the present through the rewriting of the past. To this end, a qualitative methodology based on the viewing of the first fourteen seasons of the series (253 episodes) has been employed. The analysis of the first fourteen seasons has allowed us to delve into the centrality of housing as an instrument for the constitution of the middle classes and social pacification. Among other conclusions, we highlight the ideological relevance of mass culture products when aiming for the romanticization of late Francoism and the defense of the economic measures promoted by the Stabilization Plan of 1959.

 

* Correspondencia a / Correspondence to: David del Pino Díaz. Universidad Antonio de Nebrija. Facultad de Comunicación y Artes. Departamento de Publicidad. Sta. Cruz de Marcenado, 27 (28015 Madrid) – dpino@nebrija.es – http://orcid.org/0000-0003-1860-8658.

Cómo citar / How to cite: Del Pino Díaz, David (2024). «Clases medias y propiedad privada en España: una aproximación a partir de la crónica histórica de Cuéntame cómo pasó». Papeles del CEIC, vol. 2024/1, papel 296, -19. (http://doi.org/10.1387/pceic.24971).

Fecha de recepción: junio, 2023 / Fecha aceptación: noviembre, 2023.

ISSN 1695-6494 / © 2024 UPV/EHU

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1. Introducción

En la década de 1950 Francisco Franco permite una cierta apertura en el gobierno dictatorial que marcará la deriva del régimen. El ingreso de miembros del Opus Dei en el gobierno franquista durante 1950 propició la apertura de una economía autárquica, algo que no estaba previsto en los plantes del dictador (Villacañas, 2022: 206-207). Antes de la entrada del Opus Dei en el Gobierno, perspicaces pensadores como Román Perpiñá (1952) mediante una atenta lectura de economistas ordoliberales de la talla de Wilhelm Röpke (Martín Rodríguez, 2016), consideraban que el estímulo de la vivienda como motor para la constitución de las clases medias daría como resultado la ansiada pacificación social en un país fuertemente marcado por dos divisiones: por un lado, la división entre vencidos y vencedores tras la Guerra Civil (Juliá, 2004; Preston, 2016) y, por otro lado, la división entre las clases sociales como había ocurrido en el resto de los países occidentales.

De esta manera, la aprobación del Primer Plan de Estabilización Económica en 1959 supuso rápidamente la llegada de capital extranjero, el desarrollo de una serie de planes económicos planificados, una fuerte reforma de la administración estatal para ajustarla a los parámetros de una economía capitalista moderna, contracción de los salarios y una vigorosa expansión en cuestiones centrales para la constitución del sujeto político de clases medias como son la educación y la sanidad pública (Preston, 2019: 452). El objetivo de estas medidas económicas pensadas desde las coordenadas del ordoliberalismo alemán consistía en facilitar la vivienda en propiedad como garantía para la constitución de un sujeto político que pondría punto final a las tensiones entre las clases sociales. A pesar de la intencionalidad política-económica del régimen en la ampliación de la clase media española como pacificadora del conflicto entre buenos y malos que se impuso en la Guerra Civil, la disputa se mantuvo.

Este movimiento estratégico de la dictadura que dio como resultado la aparición de las nuevas clases medias vinculadas a la vivienda en propiedad se ha explicado en investigaciones recientes como una revolución pasiva (Villacañas, 2015, 2022). Con revolución pasiva aludimos al concepto que emplea Antonio Gramsci en sus Cuadernos de la cárcel para explicar cómo el norte de Italia a finales del siglo xix se hizo con el timón de mando de un país que todavía se encontraba sin unificar. Los centros políticos e intelectuales del Piamonte italiano consiguieron maniobrar acertadamente para erigirse en los responsables de la unificación de Italia, haciendo pasar sus intereses personales por las necesidades generales y garantizando el expolio del sur del país. Aplicado al caso español, la revolución pasiva franquista consistió en la integración de las fuerzas populares adversas al régimen a través de la «democratización» de la vivienda (Villacañas, 2022). A la sazón, tanto la promoción de la vivienda como la ampliación del Estado hacia la educación y la sanidad pública auspiciaron el consentimiento social de un régimen político hasta el momento identificado únicamente con los vencedores. Lo paradójico de este movimiento histórico fue que el sujeto político que nació de las refor­mas económicas impulsadas por el Opus Dei llevaba consigo la superación del régimen político que lo había hecho nacer. En última instancia, esta aparente paradoja nos enseña la victoria final del franquismo, pues la superación de la dictadura que acompaña al sujeto de clases medias llevaría para siempre la marca de su creador.

La serie Cuéntame cómo pasó (en lo siguiente Cuéntame) cuyo primer episodio se emitió en 2001, con José María Aznar (PP) en la Presidencia del Gobierno, narra el momento histórico de la constitución de las clases medias durante el franquismo, lo que se ha conocido como «desarrollismo». A través de la familia Alcántara se describe el proceso histórico del éxodo rural a las grandes ciudades españolas en 1950 y la aparición de las clases medias en base a valores sociales como el esfuerzo, el trabajo, la tenacidad y el sacrificio; valores que Max Weber (2016) identificaba con el ethos puritano que había inspirado el nacimiento del capitalismo moderno.

De este modo, es conveniente hacerse algunas preguntas: ¿Qué interés tiene volver a analizar una serie como Cuéntame?, ¿puede aportar esta investigación algún resultado novedoso e innovador diferente a los trabajos ya existentes?, ¿qué interés puede suscitar el análisis de Cuéntame a partir de las categorías teóricas señaladas?, ¿en qué medida Cuéntame narra de manera fidedigna la constitución de las nuevas clases medias?, ¿guarda algún interés político e ideológico la forma en la que Cuéntame narra el desarrollismo en la España contemporánea?

En los últimos años han aparecido enriquecedores trabajos que explican la importancia del fenómeno de Cuéntame como aparato ideológico que construye y delimita una determinada memoria de España (Brémard, 2008; Carriço dos Reis, 2009; De la Cuadra Colmenares, 2012; Estrada, 2004; García de Castro, 2002; Posada, 2015; Rueda Laffond, 2006, 2009; Rueda Laffond y Guerra Gómez, 2009; Rueda Laffond y Coronado Ruíz, 2009). Los trabajos mencionados sirven como precedente de la investigación presente porque han mostrado elocuentemente la manera en la que Cuéntame se ha manifestado como una verdad consensual en la representación de los últimos años del franquismo y el nacimiento de la democracia en España (Brémard, 2008: 144), en particular a partir de la voz en off del pequeño de los Alcántara, Carlitos, que desde el presente, en el 2001, «recuerda» o «delimita» la historia de su familia, que busca ser la historia de España imponiendo una atmósfera nostálgica (ibídem). Este paisaje general, el de delimitar la historia reciente de España es compartido por los investigadores, prestando especial atención a Carriço dos Reis (2009), Del Pino (2022a) y Posada (2015), ya que asumen la centralidad de la televisión en la creación de marcos memorialísticos para comprender la historia de España, aquello que Rosenstone (2006) ha entendido como el intento de componer nuevos modos de representar el pasado, fundamentalmente a través de los medios de comunicación de masas.

Las series de televisión, como cualquier otra herramienta cultural, pueden ser definidas como recursos ideológicos debido a su alta capacidad para influir en lo que piensa, siente y percibe la ciudadanía sobre el mundo que nos rodea (Del Pino, 2022c, 2023). En consonancia con el pensamiento gramsciano, Cuéntame contribuye a construir hegemonía y consentimiento social sobre cuestiones tan relevantes como la memoria de España, nuestro pasado o la aceptación del capitalismo popular español que impulsan las instituciones franquistas en la década de 1950; esto es, la hegemonía cultural que busca imponer la serie consiste en una justificación nostálgica de un pasado que quiere ser visto como exitoso mediante la voz en off de Carlitos o las continuas apelaciones al pueblo español como territorio que guarda la esencia de España. De este modo, la serie juega en la narración con la cuestión del tiempo, algo ampliamente estudiado por el filósofo Paul Ricoeur (2000), para quien la memoria se encarga de interrelacionar el pasado y el presente con el objetivo de proyectarse en el futuro. Dicho de otra manera, la apelación nostálgica a un pasado remoto, pero cargado de sentido propone, como argumenta Winter (2006: 12), una nostalgia reflexiva y reconciliadora con el tardofranquismo que se proyecta en el presente y en el futuro, es decir, la voz en off de Carlitos busca legitimar el sistema político contemporáneo con la continua apelación a un pasado visto como nostálgico.

Sin embargo, partiendo de un trabajo previo (Del Pino, 2022b) se ha llevado a cabo una investigación innovadora en el estudio de este producto de la cultura de masas, puesto que ninguno de los trabajos mencionados ha dedicado la atención necesaria a cómo la verdad consensual que busca delimitar Cuéntame se encuentra íntimamente ligada a la explicación de las bondades económicas del franquismo a partir de los años 60 y la necesaria composición de la pequeña clase media como sujeto político que empujó la transición política a la democracia. En definitiva, nos interesa analizar el perfil ideológico de una serie popular entre los españoles en relación con la construcción de las clases medias, la democratización de la vivienda y el franquismo como revolución pasiva. Motivos, todos ellos, que nos permiten admitir tanto el carácter novedoso de esta investigación como la pertinencia de su desarrollo en estos momentos.

 

2. Cuéntame cómo pasó y la construcción de las clases medias en España

2.1. Plan de Estabilización Económica, propiedad privada y clases medias

La constitución del sujeto político de las nuevas clases medias españolas fue motivo de celebración por parte de las instituciones franquistas y, particularmente, por el propio dictador. Cuando en 1971 el general norteamericano Vernon Walters se citó con Franco para hablar de la situación futura de España, este le comentó que los Estados Unidos no tenían de qué preocuparse, ya que había conseguido construir un sujeto de clases medias como dique de contención a la división entre españoles (Walters, 1981: 331). Estas palabras de Franco coinciden con aquella sentencia del falangista y exministro-secretario general del Movimiento, José Luis Arrese, según la cual España debía ser un país de propietarios y no de proletarios.

La entrada del Opus Dei en el gobierno franquista marcó el diseño del Plan de Estabilización Económica de 1959, lo que supuso el traslado del modelo económico del ordoliberalismo alemán a España. En este sentido, la implementación del programa económico ordoliberal requiere de la conformación de un marco político y jurídico robusto que permita la libre circulación de las empresas y el dinero. Los ordoliberales, a diferencia de los liberales clásicos, no creen en la perfecta regulación de la mano invisible, pues consideran que sin el desarrollo de un marco político que esté en condiciones de permitir la libre competencia y la circulación del dinero, la estructura de la mano invisible puede conducir a las democracias occidentales a un nuevo desastre en manos de fascistas o comunistas (Hayek, 2011). En este sentido, como argumenta Slobodian (2021), el ordoliberalismo consiste en proponer un orden jurídico que discipline a los ciudadanos cuando se imponga el capitalismo global y el Estado pase a cumplir la función de promocionar a los emprendedores, garantizando la existencia de un orden económico estable. En palabras del autor: «El llamamiento de Hayek a destronar a la política no era más que la primera parte de la solución neoliberal. La segunda consistía no en entronizar a la economía, sino en aprisionarla y en encontrar formas institucionales para aplicar la división» (ibídem: 43).

Uno de los máximos artífices del Plan de Estabilización, Laureano López Rodo, tenía claro que la Administración franquista cumplía los requisitos del Estado robusto que habían teorizado los ordoliberales, lo que permitiría impulsar el proceso del capitalismo moderno español en condiciones de tranquilidad política y jurídica, es decir, sin un estallido revolucionario y popular (López Rodo, 1990). De esta manera, la aprobación del Plan de Estabilización Económica implicó la entrada de España dentro del circuito financiero internacional en base a una serie de prerrogativas que debían cumplirse: aumento de la productividad, la estimulación de la iniciativa privada y la entrada de capitales extranjeros, la reducción del gasto público superfluo, el aumento presupuestario en educación y sanidad pública, la absoluta libertad de comercio y la retención de la inflación (Villacañas, 2022: 248).

Una vez asentados los principios básicos de la formación del capitalismo popular español, la vivienda en propiedad se convertía para el franquismo, de nuevo en correspondencia con los teóricos del ordoliberalismo, en el medio que garantizaría la estabilidad social ante un posible estallido popular. Así, se buscó la constitución de un sujeto político de clases medias vinculado a la productividad laboral y la vivienda en propiedad, elementos que funcionarían como disciplinamiento moral. Tal y como ha teorizado Martín Rodríguez (2016), la aplicación del modelo ordoliberal en España buscaba cumplir el objetivo de la desproletarización mediante el fomento de la pequeña empresa y la vivienda en propiedad. Así, el proyecto del Plan de Estabilización no consistía en la aplicación de cambios coyunturales, sino en la instalación de una estructura nueva que cambiaría por completo la deriva del capitalismo español y que permitiría el surgimiento de las clases medias como sujeto político de contención de una posible respuesta popular y anticapitalista: «[…] el Memorandum dirigido por el Gobierno español al FMI y a la OECE el 30 de junio de 1959 no eran tan sólo una simple operación coyuntural con medidas monetarias, crediticias o fiscales, sino que iban más allá tratando de lograr efectos estructurales profundos» (ibídem: 49).

Ahora bien, es conveniente volver sobre las palabras de Arrese y Franco que hemos presentado anteriormente. Lo interesante de estas intervenciones, tal y como han indicado Espinoza Pino (2022), Moreno Pestaña (2022), Rodríguez López (2022) y López y Rodríguez López (2010), es que la explicación de la constitución de las clases medias españolas debe realizarse desde una perspectiva más ideológica y política que sociológica. Dicho esto, expliquemos bien el significado de lo que acabamos de mencionar. En la lectura que realizan los integrantes del Opus Dei de los teóricos ordoliberales, que finalmente terminaría aceptando Franco, la constitución del sujeto de clases medias vinculado a la vivienda en propiedad se erige en un espacio de integración social que disuelve el gran problema latente durante los siglos xix y xx en España: el conflicto entre las clases sociales (Rodríguez López, 2022: 61).

Explicar la naturaleza y sentido de las clases medias en las democracias occidentales durante el siglo xx ha sido uno de los temas centrales de la sociología norteamericana y europea. Desde Thorstein Veblen (1974) en su Teoría de la clase ociosa a Wright Mills (1973) en Las clases sociales en Norteamérica pasando por Edmond Goblot (2003) en La barrera y el nivel, estos pensadores de inspiración no estrictamente marxistas intentaron arrojar luz sobre las características de un nuevo sujeto político que no podía explicarse únicamente a partir de la explotación económica; en un claro gesto weberiano. Las obras de estos tres sociólogos, que posteriormente inspirarían otro intento de describir los rasgos esenciales de la nueva clase media francesa tras la Segunda Guerra Mundial (Bourdieu, 2017) daban cuenta de la naturaleza de un novedoso ethos que había dejado de estar regido por la disciplina y el esfuerzo, rasgos de la vieja clase media que había empujado el crecimiento económico a finales del siglo xix. Esta nueva clase media buscaba la distinción, conformándose en un no lugar dentro de la lucha de clases tradicional, algo que hizo ver a Wright Mills que esta no clase no se convertiría en un aliado político de la clase obrera tradicional.

Lo que estos sociólogos han destacado, también otros como Erik Olin Wright (2015) y Nicos Poulantzas (1977), es que la naturaleza de la clase media debe explicarse más en un sentido político que sociológico; esto es, que su constitución tras la Segunda Guerra Mundial se explica como un campo magnético de atracción al sistema capitalista dominante. Una integración que da como resultado la neutralización política del conflicto entre las clases sociales. De alguna manera, su constitución busca poner fin a doscientos años de conflictividad social.

De este modo, estamos en condiciones de entender el trasfondo de las palabras de Arrese y Franco, ya que el surgimiento de la nueva clase media española daba por finalizado el perfil ideológico que había inspirado durante el largo siglo xix español la respuesta popular contra los abusos de poder. En última instancia, la absorción de la contestación social dentro de los circuitos ideológicos y políticos de las clases medias, cuya preocupación es la vivienda, el consumo y cierto hedonismo, garantizaba la longevidad del proyecto franquista que debía pasar de un modelo autárquico y anacrónico a un capitalismo moderno y europeo.

Si bien esta afirmación puede ser problemática en tanto que parece presentar la creación de la clase media española como un plan urgido desde las altas esferas político-institucionales y no como la respuesta de una dinámica global en relación con el capitalismo neoliberal contemporáneo que ya estaba en funcionamiento, lo que haría que las élites españolas acomodasen al país a lo ya existente, que es una explicación que se puede ajustar perfectamente a lo ocurrido. Como argumenta Martín Rodríguez (2016), la Escuela de Friburgo en la que destacaban Eucken y Röpke, aunque también se leía a Hayek como integrante de esta, resultaba especialmente atractiva para las élites franquistas por la subordinación del mercado a los valores morales del cristianismo. Por lo que, en definitiva, cabe entender la creación de las clases medias españolas tanto por los planes diseñados por las élites políticas e intelectuales como por el desarrollo de un capitalismo global.

 

2.2. Los Alcántara como familia prototípica del nuevo sujeto de clases medias

Cuéntame es una de las series más exitosas y populares de la televisión en España. En este sentido, presentamos un análisis sobre cómo una afamada serie de televisión que llegó a tener una tasa de audiencia de 7.253.000 televidentes en la tercera temporada narra el proceso del desarrollismo español y el surgimiento de las clases medias. En consonancia con las palabras de Palacio (2001), un fenómeno tan relevante de la televisión española nos obliga, como mínimo, a escudriñarla como una posible historia general de nuestro país, al menos en cuanto a la construcción de una determinada memoria histórica se refiere. Entender Cuéntame como un recurso cultural que conforma y delimita un tipo de memoria sobre el tránsito del tardofranquismo a la democracia en España coincide con las apreciaciones de Jost (2002) y Bruno dos Reis (2009), pues ambos entienden la televisión como un instrumento cultural para la construcción de identidades colectivas.

Asimismo, Cuéntame relata las experiencias y dificultades de la familia Alcántara (figura 1), perteneciente a la clase obrera, que tras sufrir el éxodo rural en los peores momentos de la dictadura, deciden probar suerte en la capital de España residiendo en un barrio periférico de nueva construcción. A través de los Alcántara se narra el tránsito del tardofranquismo a la democracia, situando al sujeto de clases medias como el motor de este movimiento. Un aspecto de gran importancia que no podemos pasar desapercibido es que los capítulos de la serie son comentados por la voz en off de Carlos Alcántara, el hijo menor de la familia, quien recuerda, construye e interpela desde la España contemporánea la cartografía de un país que avanzaba hacia la democracia.

 

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Fuente: «El retorno del fugitivo» (T1C1)[1].

Figura 1

La familia Alcántara reunida para disfrutar del Festival de Eurovisión en 1968

 

En relación con la representación de la trama, se identifican dos ejes que atraviesan y vertebran el conjunto de las historias que componen la serie. Por un lado, el hogar familiar, espacio en el que se muestra la cotidianidad de los Alcántara, nos permite advertir el devenir de una familia que quiere ser prototípica del esfuerzo con el que las familias españolas levantaron los cimientos de la transición a la democracia. Por otro lado, el barrio periférico en el que se ubica el hogar familiar se convierte en el emplazamiento donde se produce la interacción social con otros vecinos y la relación de la familia con su contexto histórico. El cruce de los personajes alrededor de estos dos ejes principales compone la cartografía general de Cuéntame.

En consecuencia, cabe añadir que Cuéntame tiene el objetivo de ser una verdad acordada en el plano de la ideología (Brémard, 2008: 144). Cada episodio hace referencia al mes y al año en el que se desarrolla la historia de los Alcántara, por lo tanto, existe una superposición entre la ficción de una familia inventada y los hechos históricos que buscan ser fidedignos de lo ocurrido. De esta manera, se construye una determinada memoria colectiva que los telespectadores observan de manera nostálgica sobre el tránsito a la democracia. La familia Alcántara, que tras sufrir el éxodo rural y la pobreza en la década de 1950, termina triunfando socialmente con la compra de una vivienda en el prestigioso Barrio de Salamanca (Madrid). De esta manera, culmina su función política: erigirse en el espejo en el que los ciudadanos de la España contemporánea deben mirarse; a saber, el ascenso social de una familia de clase obrera como consecuencia de dos elementos: un ethos basado en la disciplina, el esfuerzo y la tenacidad en el mundo del trabajo; y, las políticas franquistas que han ayudado a la conformación de un capitalismo popular que permite a familias de clase obrera acceder a espacios reservados para las élites del país.

 

3. Apunte metodológico

Para el desarrollo de la investigación en la que se apoya este artículo se ha optado por emplear una metodología cualitativa basada en la lectura gráfica y crítica de las primeras catorce temporadas de Cuéntame, lo que ha comprendido el análisis de 253 episodios (que se emitieron desde 2001 hasta 2013 y que comprende la emisión de los acontecimientos históricos desde 1968 hasta 1982). El estudio comprende los primeros 253 episodios porque en la última temporada se presenta el golpe de Estado fallido que emprende el coronel Tejero el 23 de febrero de 1981, situándose Juan Carlos I públicamente con la democracia y completando así el periodo de revolución pasiva iniciado por Franco; esto es, el cierre final del proceso que había iniciado el dictador tras la Guerra Civil. Consideramos que el análisis de las primeras catorce temporadas es imprescindible dado que nuestro objeto de estudio consiste en determinar tanto la manera en que Cuéntame relata el proceso del desarrollismo español, como observar si la trayectoria ascendente de la familia Alcántara en base al esfuerzo y la propiedad privada busca legitimar el proceso histórico de la segunda fase de las clases medias españolas en el ciclo político de José María Aznar.

En primer lugar se ha realizado un estudio crítico de las primeras catorce temporadas de Cuéntame, prestando especial atención a cómo la serie relata el surgimiento de las nuevas clases medias vinculadas a la propiedad privada, el consumo y su connivencia con el Estado. En segundo lugar, se ha realizado un análisis comparativo con el objetivo de determinar el perfil ideológico de Cuéntame cuando relata tanto el desarrollismo industrial como el paso del tardofranquismo a la democracia, especialmente mediante las categorías teóricas presentadas a partir de la revisión bibliográfica: el éxodo rural y la división entre españoles como estructura existencial tras la Guerra Civil; el impulso de un ethos capitalista como requisito para garantizar la longevidad del régimen; y la construcción del sujeto político de las nuevas clases medias.

 

4. Crónica histórica de las nuevas clases medias españolas a través de los Alcántara

Organizamos el análisis de las primeras 14 temporadas de la serie Cuéntame a través de los tres ejes temáticos indicados anteriormente: a saber, la importancia del éxodo rural y la división entre españoles como caldo de cultivo para la conformación de la primera fase de las nuevas clases medias; la consolidación de un ethos capitalista como prerrequisito para el auge del sujeto político de las clases medias; y la presentación de los Alcántara como ejemplo paradigmático del sujeto político que las instituciones franquistas anhelaban desde finales de 1950.

 

4.1. Éxodo rural y división entre españoles

El doloroso éxodo rural que experimentan los Alcántara a finales de 1950 se corresponde con un tránsito traumático que arrastró inercialmente a miles de familia tanto a las grandes ciudades españolas como a países extranjeros (Barciela et al., 2001; Carreras y Tafunell, 2003; De Riquer, 2010). La familia Alcántara representa el éxodo que tuvieron que sufrir las familias en la España de la época. Tal y como han acreditado los trabajos mencionados, el campo español tras la Guerra Civil se convierte en un espacio hostil y enormemente empobrecido en el que numerosas familias españolas tuvieron que abandonarlo para emprender una nueva vida, alejándose de la pobreza. Este hecho histórico queda representado en la serie con la emigración del hermano de Antonio a Francia o la marcha de Antonio y Mercedes de Sa­grillas, su pequeño pueblo natal en la provincia de Albacete, hacia Madrid.

El primer episodio de la serie sitúa a los Alcántara asentados en el Madrid de 1968. El recuerdo del éxodo rural experimentado en primera persona es una constante que se muestra con carácter retrospectivo. Sin embargo, la existencia de la madre de Antonio, Doña Pura, conocida por su complicado carácter, propio de quien ha sufrido la muerte de su marido en la Guerra Civil y el abandono de sus hijos, obliga a los Alcántara a atender a su pasado. Tras un viaje a la capital en «Hundido» (T2C36), la presencia de Doña Pura en su hogar madrileño les recuerda su propio pasado, un pasado que busca mimetizarse con las vivencias de sufrimiento y división que han experimentado un número significativo de españoles y que como consecuencia de las políticas económicas de las instituciones franquistas han de olvidar. En este sentido, reproduzcamos las palabras del hijo pequeño, Carlos Alcántara: «La abuela Pura era todo un carácter. La guerra, el hambre y las amarguras de haber enterrado a tres hijos y un marido habían hecho de ella una auténtica superviviente»[2].

En «Muerte natural» (T3C55) los Alcántara volverán por primera vez en la serie a su pueblo natal, Sagrillas (Albacete), para asistir a la muerte de Doña Pura. En este viaje, tanto Antonio como Mercedes considerarán que la decisión de haber abandonado la miseria del pueblo sólo les ha reportado beneficios. El hijo pequeño de la familia, Carlos, quedará encantado con su primer viaje al pueblo, pero su voz en off desde la España contemporánea marcará la línea ideológica que acompaña a los Alcántara: «El campo español seguía siendo la viva imagen de nuestro subdesarrollo, de la miseria que habíamos dejado atrás. De la miseria que mis hermanos habían olvidado y que mis padres no querían recordar».

Este éxodo rural se encuentra íntimamente vinculado con una estructura existencial basada en la división entre españoles que sustenta el franquismo. Las primeras temporadas de Cuéntame muestran claramente la existencia de una división nítida entre vencedores y vencidos, fractura que no sólo explica el franquismo, sino la composición del largo siglo xix (Fontana, 2000; Juliá, 2004; Preston, 2016).

En este sentido, en «Educación y mundología» (T1C11) se produce una conversación que cabe rescatar entre don Pablo, jefe de Antonio, y Eugenio, el párroco del barrio. Don Pablo será uno de los personajes que sistemáticamente recordará la existencia de una división entre españoles que no debe olvidarse (figura 2). Así, en una discusión con el párroco del barrio, Eugenio, mostrará abiertamente la estructura existencial sobre la que descansa el régimen de Franco: «¿Usted sabe por qué hice la guerra? ¡Para salvarles a ustedes! ¡En el 36 los rojos mataron a muchos sacerdotes y muchas monjas y quemaron todas las iglesias que pudieron!».

 

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Fuente: «Pretérito imperfecto» (T1C15).

Figura 2

Don Pablo mirando el cuadro de Franco que conserva en su despacho

 

En suma, la estructura existencial del franquismo en base a la división entre españoles que envuelve a los personajes de la trama tiene por objetivo la destrucción de la lucha de clases como realidad que pueda explicar la naturaleza del golpe de Estado perpetrado por Franco en 1936, algo que conseguirá con su revolución pasiva y la constitución de las clases medias, como veremos en el siguiente epígrafe. En «Cada cual en su sitio» (T1C17) una conversación entre don Pablo y Antonio Alcántara a partir de una crítica a los jóvenes de la época nos permite descifrar una de las características de la división entre españoles como estructura existencial del franquismo; a saber, poner fin a la lucha de clases: «Hablan igual que los rojos de antes de la guerra, que hablaban de la oligarquía, de la lucha de clases, la explotación. ¡Otra Guerra Civil se están buscando! Ahora que hay paz y bienestar. […] ¿Y la lucha de clases? ¡Si ya no hay lucha de clases, somos todos iguales!».

Tal y como hemos podido demostrar con estos ejemplos, el telón de fondo de la trama en estas primeras temporadas está marcado por dos acontecimientos trágicos que deben ser olvidados o, al menos, minimizados. Por un lado, el éxodo rural como consecuencia de una autarquía económica que no permitía el desarrollo de una vida digna en el campo español y, por otro lado, la división existencial entre vencedores y vencidos que había ordenado no sólo lo que Paul Preston (2016) ha denominado «el holocausto español durante la Guerra Civil», sino que explica la naturaleza del régimen dictatorial de Franco.

 

4.2. Ethos capitalista y clases medias

En base a lo contemplado anteriormente, el contexto en el que se incrusta la familia Alcántara marcado por el dolor existencial del éxodo rural y la división entre españoles se caracteriza por la imposición del industrialismo, lo que se ha conocido como el «milagro español»; el incremento de los bienes consumo al alcance incluso de las familias más modestas; una mejora en las condiciones de vida y la urbanización de espacios otrora abandonados. Desde la primera temporada, las conversaciones de Antonio y Mercedes ponen de relieve la manifiesta mejora de sus condiciones de vida, es decir, cómo con disciplina, esfuerzo y tenacidad en el mundo laboral ha mejorado su posición social. El aumento de las condiciones de vida de los Alcántara tras el Plan de Estabilización Económica de 1959 sirve para la edulcoración del tardofranquismo.

En el contexto de la trama, la España de finales de 1960 y comienzos de 1970 ha cambiado tanto que hasta una familia de clase obrera como los Alcántara tiene la capacidad de abrir un negocio. En este caso, Mercedes abre una tienda de moda y reparación de prendas en el barrio con el nombre «Boutique Meyni», convirtiéndose en una emprendedora: «¿Te das cuenta cómo nos ha cambiado la vida en un año? Antes no teníamos ni lavadora, ni televisión, ni un duro en el banco. Y ahora mira, un negocio»[3].

Los Alcántara comienzan un camino de no retorno hacia las nuevas clases medias. Tras dejar atrás el desarraigo y el sufrimiento inicial en una gran ciudad como Madrid, las posibilidades económicas que han generado las instituciones franquistas combinado con la disciplina y el esfuerzo laboral comienzan a dar sus frutos. Por un lado, Antonio se incorpora como director gerente en la nueva constructora de don Pablo, cuyo eco con el presente es claro: la vivienda. Por otro lado, Mercedes abre un negocio en el barrio y se convierte en una mujer emprendedora.

A partir de este momento, el matrimonio Alcántara se erigirá en el portavoz del triunfalismo económico que enarbolan las instituciones franquistas. Atendiendo a las apreciaciones teóricas que hemos mostrado a lo largo de la investigación, el surgimiento de las nuevas clases medias no debe explicarse únicamente en términos sociológicos, es decir, a partir del crecimiento de las condiciones de vida de las clases populares, sino en términos políticos; esto es, como una fuerza de atracción hacia una no clase que termina desvencijando la anquilosada estructura de la división tanto entre vencedores y vencidos, como entre clases sociales. En este sentido, estas palabras de Mercedes explican perfectamente la victoria de la revolución pasiva franquista: «Pues que venga la democracia, pero que no fastidie lo que tenemos. Que por lo menos tenemos paz. Que nos va estupendamente. ¿Quién te iba a decir a ti que ibas a ser director gerente y que yo iba a tener una tienda?»[4].

La defensa del discurso triunfalista del régimen se aprecia bien en «Con la frente marchita» (T2C38) cuando Antonio Alcántara, junto a don Pablo, asisten al palco presidencial del campo del Real Madrid, el Santiago Bernabéu. En el palco del Santiago Bernabéu, Antonio Alcántara reproduce firmemente el discurso triunfalista del régimen, admitiendo que España es el país del futuro, un lugar en el que se puede crecer y progresar económicamente: «En España se está viviendo una época muy buena, fíjate si será buena que hemos crecido más en los últimos diez años que en todo el siglo anterior. O sea que, la coyuntura, como coyuntura, inmejorable»[5].

La centralidad que adquiere la familia Alcántara en la serie se corresponde con la relevancia que alcanza el sujeto de clases medias en los últimos años del franquismo (Rodríguez López, 2022: 222; Villacañas, 2022). La aprobación de las nuevas medidas económicas a finales de 1950 genera paradójicamente tanto la victoria sin ambages de la revolución pasiva franquista, como su propia descomposición, pues este sujeto de clases medias nacido de sus entrañas busca la homologación con el resto de las potencias europeas: «El futuro de la política española estaba determinado por la España que Franco legaba» (ibídem: 386).

Los Alcántara como ejemplo paradigmático de las nuevas clases medias quiere acabar con la división entre españoles generada en la Guerra Civil y sustituirlo por el ethos industrial y la constitución de una nueva clase social, destinada a acabar con el régimen que la había gestado. Los Alcántara como creación de las instituciones franquistas son los encargados de impulsar la transformación política y social de una España que tras el atentado a Carrero Blanco (figura 3) no puede mantenerse más tiempo en silencio. En suma, estas palabras de la voz en off de Carlos Alcántara al presenciar en primera persona el atentado que acabó con la vida de Carrero dejan bien claro el perfil ideológico que van a tomar los Alcántara en favor de la homologación de España con el resto de los países occidentales: «Porque en aquel barrio de aluvión la mayoría tenía sus esperanzas en Carrero Blanco para cuando muriera el Caudillo. No suponían que, semanas más tarde, el sucesor de Franco moriría. Y, con él, la continuidad del régimen»[6].

 

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Fuente: «Dos días de diciembre» (T7C112).

Figura 3

Atentado que acaba con la vida de Carrero Blanco,
vivido en primera persona por los Alcántara

 

 

4.3. La consolidación de la clase media española

La generación de los Alcántara, de Antonio y Mercedes, una generación que tras sufrir el éxodo rural y el desabastecimiento de la autarquía disfrutaban de mejores condiciones de vida en 1970, son los responsables políticos y sociales de la transición. Si bien la serie juega con distintas generaciones de manera simultánea, la voz en off de Carlitos en el presente sitúa como eje vertebrador del relato a la generación de los españoles que nacen durante las décadas de los 30 y 40 como los encargados de vincular el presente con el pasado, así como de ser los responsables de realizar la transición a la democracia, es decir, de legitimar en el presente el discurso del consenso de las generaciones pasadas como dique de contención a posibles derivas de cambio, como hemos podido comprobar en la década 2010-2020 con el surgimiento de fuerzas políticas que abiertamente criticaron el relato hegemónico de la transición tal y como está representado en esta serie.

Lo dicho no busca afirmar que el cambio político o la transformación social no estuviera exenta de violencia de diversa procedencia, algo perfectamente acreditado en Domènech (2022), sino que el sujeto político que empujó a España hacia la transición como forma de cambiar la institucionalidad del país sin ver en peligro su estatus social fue la nueva clase media: «La clase media ya antes de la Transición se había convertido en el pivote en la sombra de la política española, el verdadero marco de su estabilidad política» (Rodríguez López, 2022: 228).

Asimismo, este es el sentido que adquiere la familia Alcántara en Cuéntame, pues se convierte en el motor político de un cambio de régimen que posteriormente será tutelado por las figuras de Juan Carlos I y Adolfo Suárez (Powell, 1991; Morán, 1979). Así como veíamos que desde las primeras temporadas Antonio Alcántara reproducía el discurso triunfalista del régimen, poco antes de la muerte del dictador se le sitúa como responsable del crecimiento de las condiciones de vida de los españoles:

 

A mi familia con Franco nos ha ido muy bien, no nos podemos quejar. Si yo era conserje de un Ministerio, fíjese usted. Y ahora tengo una casa, un coche, una lavadora. Soy copropietario de una imprenta. Había pensado en comprarme una parcelita para llevar a la familia en verano si las cosas siguen bien. (Palabras de Antonio Alcántara en «Un rombo, dos rombos, tres rombos» (T8C144))

 

El desarrollo de una vida laboral basada en la disciplina, el esfuerzo, la humildad y la diligencia en un contexto de clara expansión económica dará como resultado para Antonio Alcántara, una vez muerto el dictador, ser el propietario de una empresa y observar su apellido como metáfora del ascenso personal y familiar en consonancia con el auge de las nuevas clases medias (figura 4). En este orden de cosas, es conveniente reproducir las palabras en off de Carlos Alcántara: «Viendo su nombre en letras de molde, mi padre no pudo por menos que recordar el largo camino recorrido desde que llegó a la capital en busca de trabajo». (T10C165: «Por un puñado de fotos»).

 

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Fuente: «Por un puñado de fotos» (T10C165).

Figura 4

Antonio Alcántara observa satisfecho el resultado de un largo y duro trayecto
que inició con el éxodo rural y la búsqueda de trabajo en Madrid

 

La culminación de la promoción social experimentada por los Alcántara se cumple cuando Antonio, una vez ha adquirido su propio negocio, se integra en las filas de la UCD con una posición política que le permitirá comprar una vivienda en el prestigioso Barrio de Salamanca (Madrid):

 

Si hubiera que definir a mi padre con una sola palabra sería luchador. Toda una vida de esfuerzo y sacrificio en busca de lo que consiguió esa noche. Estar tras aquel atril recibiendo los aplausos de todas esas personas poderosas era para él la imagen del éxito. (Palabras de la voz en Off de Carlos Alcántara en «La mano en el fuego». (T10C176))

 

 

5. Reflexiones finales

Este texto se ha centrado en el estudio de Cuéntame particularmente de las primeras catorce temporadas, es decir, de un total de 253 episodio. La relevancia que ha tenido esta serie en la sociedad española es incuestionable, convirtiéndose en uno de los recursos audiovisuales más importantes de la televisión en España. Durante algo más de dos décadas, Cuéntame se ha convertido en un producto de la cultura de masas a partir del cual acercarse y observar la historia de nuestro país. Desde un comienzo se ha buscado conformar una determinada memoria histórica en consonancia con un tránsito dulce del tardofranquismo a la democracia en España, delimitando al sujeto político valedor de esta trasformación histórica: el sujeto de las clases medias.

El análisis permite, en este sentido, abordar el sentido ideológico de la serie Cuéntame remarcándose la imposición de un marco positivo con el que interpretar el fenómeno de la primera fase de las clases medias. Una vez instalado este marco interpretativo se produce la edulcoración del tardofranquismo como escenario a partir del cual se forja el sujeto político que hizo la transición a la democracia y que terminó con la división entre los españoles. No obstante, es conveniente hacerse dos preguntas: ¿Qué trasfondo político tiene el nacimiento de Cuéntame en 2001?, ¿tiene sentido interrogarnos sobre esta popular serie en nuestro presente?

El surgimiento de Cuéntame, en 2001, coincide con el ingreso de España en la globalización financiera. Si la serie relata la primera fase de las clases medias, la emisión del primer episodio coexiste con la expansión de la segunda fase, coyuntura histórica que se corresponde con dos ciclos económicos a nivel mundial, por un lado, la entrada de España en la Comunidad Económica Europea entre 1986 y 1991 y, por otro lado, la integración en el euro entre 1995 y 2007 (Rodríguez López, 2022: 64). Estos periodos de crecimiento económico presentan burbujas especulativas que afectan al valor de los activos financieros y la valorización al alza del patrimonio en manos de las familias españolas, sobre todo, de familias como los Alcántara que habían invertido en la vivienda.

Si la segunda fase de las clases medias se inicia con Felipe González en el Gobierno, se hace más visible con José María Aznar, un presidente que hizo lo posible para profundizar en un modelo de acumulación de riqueza vinculado con la adquisición de viviendas en propiedad. De esta manera, la naturaleza de Cuéntame consiste en legitimar la segunda fase de las clases medias españolas. A partir del ascenso social de los Alcántara se pretenden dos cosas: poner en valor las medidas económicas del Plan de Estabilización de 1959 que conforma la primera fase de las clases medias españolas; y, que la familia Alcántara sirva de ejemplo para legitimar y generar consentimiento social sobre el conjunto de las políticas que el presidente José María Aznar había aprobado en virtud de generar una democracia de propietarios (Carmona Pascual, 2022).

Dado que el problema de la vivienda y las crisis constantes de la llamada clase media continúan siendo preocupaciones importantes para los españoles, analizar los productos culturales que han buscado influir en nuestra percepción sobre el modo de acumulación de riqueza que se ha hecho hegemónico desde las políticas franquistas tiene sentido si queremos comprender la existencia de un consenso generalizado sobre nuestra democracia de propietarios. La intención de Cuéntame es la afirmación y defensa del statu quo del presente, es decir, del modelo de acumulación alrededor del valor de los activos inmobiliarios mediante la reescritura del pasado; de la familia Alcántara como ejemplo de superación y meritocracia. La legitimidad del modelo de acumulación de riqueza diseñado por las autoridades franquistas y su consentimiento social responde a la naturaleza de Cuéntame durante la mayoría absoluta de José María Aznar en 2001.

En definitiva, el desarrollo de la trama consiste en la romantización de imágenes que legitiman las políticas económicas del tardofranquismo; se avala la disciplina y el esfuerzo con el que la familia Alcántara asciende socialmente y conforma una memoria selectiva que delimita nuestra mirada sobre la historia reciente de España (Carriço dos Reis, 2009; Posada, 2015).

 

6. Referencias

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[1] A partir de este momento se emplea esta fórmula para aludir a la temporada (T) y el capítulo (C).

[2] Palabras de la voz en off de Carlos Adulto en «Hundido» (T2C36).

[3] Palabras de Mercedes en «Dos trompas y un destino» (T2C34).

[4] Palabras de Mercedes en «Atado y bien atado» (T2C47).

[5] Palabras de Antonio en «Con la frente marchita» (T2C38).

[6] Palabras de la voz en Off de Carlos Adulto en «La noche de San Genaro» (T7C109).