Los Bilbao cinematográficos
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Resumen
Siempre he creído que Bilbao es, ha sido y me temo que será, una ciudad soñada. Pero mi camino irá por otros derroteros, los de la ciudad imaginaria, imaginada, los que se construyen con la ficción y con ella una vida inventada que, podría ser, porqué no, una película, muchas películas, la historia del cine que pasa, ha pasado por las pantallas que hubo, hay y se harán en Bilbao para ver historias. A este menester dediqué mi libro "Bilbao y el cine" publicado hace diez años. Desde entonces pocas cosas nuevas han sucedido bajo su suelo gris. En todo caso habría que hablar de un señor Bond, James Bond, que vino a Bilbao (...)ver la Villa y el mar(...) y se lió a tiros para resolver un caso de espionaje mundial. El cine y el museo recubierto de titanium son una misma cosa o por lo menos parecida como metáforas, una referencia con proyección, una ventana sin excesivo calado social que convierte a los ciudadanos de Bilbao en espectadores de las cosas, en mirones, no en partícipes de las mismas. Esto es poca cosa, hace falta más una referencia imaginaria y no existe.
Bilbao, esta ciudad, no es de cine, no es de celuloide. Es de hierro. Es una ciudad para mirar películas, para verlas y soñarlas. No hay espacio para soñarlas, no se pueden construir sueños, se han destruido estos con las mixtificaciones.