La Vegetación de la comarca burgalesa de Espinosa de los Monteros

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Publicado 18-03-2015
Javier Loidi José Antonio Fernández Prieto Mercedes Herrera Álvaro Bueno

Resumen

La Cornisa Cantábrica, en el norte de España, es una estrecha franja de territorio montañoso que se extiende a lo largo de cerca de 600 km entre los Pirineos en Navarra y el ángulo noroccidental de la Península Ibérica (Galicia). Su clima es templado (lluvioso en verano) y biogeográficamente está relacionado con la Europa atlántica y central (Región Eurosiberiana). Esto se debe a la fuerte influencia del Océano Atlántico y las repetidas invasiones de sistemas frontales asociados a bajas presiones que se originan en el Atlántico Norte. No obstante, la larga frontera ibérica con la vecina Región Mediterránea se deja sentir en la flora y los ecosistemas de este original territorio.

Esta monografía trata de las comunidades de plantas vasculares del área de Espinosa de los Monteros, localizada en el extremo norte de la provincia de Burgos, en contacto con la Comunidad Autónoma de Cantabria. Comprende un área de unos 300 km2 en la que el centro de población humana más importante es Espinosa de los Monteros. Como el resto de los territorios cantábricos, se trata de una zona montañosa en la que se destacan dos alineaciones principales que la cruzan de este a oeste y dejan en medio un amplio valle. La alineación norte es la más alta (cumbre de Castro Valnera 1.710 m s.n.m.) y es casi enteramente silícea (areniscas), mientras que la sur es calcárea y alcanza elevaciones más modestas (cumbre Mte. Bedón 1.088 m s.n.m.). Esta última es, además, frontera con la Región Mediterránea, lo que permite que numerosas plantas y comunidades de este origen penetren hacia el norte favorecidas por los sustratos calizos. Entre estas dos cadenas montañosas, el amplio valle de Espinosa permite una próspera agricultura y ganadería, concentrando a la mayoría de los asentamientos humanos.

Debido a la topografía y a la litología, hay dos subunidades principales a reconocer: 1. La norte, silícea, con cumbres más altas en las que se encuentran algunos residuos de flora subalpina, y muy húmeda gracias a que recoge abundantes precipitaciones orográficas provenientes del norte y del noroeste. Esto permite la existencia de cervunales de Nardus, por ejemplo. 2. La sur, calcárea, menos húmeda (sombra de lluvias) y de menor altitud, lo que propicia la existencia de una rica flora y vegetación submediterráneas, prácticamente ausentes en el sector norte.

El trabajo de campo ocupó varias campañas estivales y se realizaron un conjunto de inventarios, de los que 299 se muestran en las 36 tablas que se presentan en el trabajo. Con ellos hemos reconocido 45 tipos de comunidades a nivel de asociación que se agrupan en 20 clases fitosociológicas.

Si atendemos a la estructura de las comunidades vegetales, hay tres tipos principales de vegetación en este territorio que resultan especialmente relevantes: bosques, brezales y prados. Los bosques son deciduos en su inmensa mayoría, verdes en verano, típicos de la Europa templada, y abarcan una notable variabilidad. Los árboles dominantes son: Alnus glutinosa (riparios), Fagus sylvatica, Quercus faginea, Quercus pyrenaica y Quercus petraea. Los bosques de esta última especie señalan una cierta originalidad de este territorio en el contexto del ámbito cantábrico, ya que no son un tipo de bosque frecuente. Los brezales se desarrollan principalmente en la parte silícea y cubren extensas áreas. Debido al elevado régimen de precipitaciones, estos brezales son ricos en elementos hidrófilos, como Erica tetralix y viven en gran parte sobre sustratos turbosos. Los prados cubren también extensas superficies y son mantenidos mediante manejo por parte del hombre. Hay dos tipos básicos de manejo. Uno es mediante siega y recogida de la hierba para hacer heno. Son prados que no se pastan prácticamente y que pertenecen a la asociación Malvo-Arrhenatheretum (Arrhenatherion). Se concentran en las zonas bajas, alrededor de los asentamientos humanos permanentes, y se tienen para proveer alimento invernal para el ganado. El segundo tipo es el de prados de diente, o siega y diente, de Merendero-Cynosuretum (Cynosurion) cuyo destino es alimentar al ganado vacuno en verano mediante pastoreo directo. Alcanzan grandes extensiones en las laderas de las montañas de la parte norte en un amplio intervalo altitudinal. Esto determina que, a lo largo de la estación de crecimiento, se establezca una típica trashumancia local que es tradicional en los ganaderos locales (pasiegos), la cual comienza explotando los prados más bajos al inicio, continúa con los intermedios y acaba en los más altos al final de la estación.
Abstract 1042 | PDF Downloads 1139

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