La vivienda racional en el Gran Bilbao

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Publicado 14-11-2017
Asier Santa Torres

Resumen

Dividido el poder público entre casa antiurbana o urbana, la aprobación en 1946 de la Ley de bases del Gran Bilbao por el Ministerio de Gobernación supone el reconocimiento del futuro metropolitano de la Villa y la posibilidad de ordenar grandes extensiones de suelo residencial en todo su área de influencia comarcal. Es entonces cuando el INV ensaya la ordenación de la vida colectiva con el gran barrio sindicalista de San Ignacio, concebido para repetirse modélicamente en el área industrial de Baracaldo y en el futuro Asúa residencial. Paralelamente los incipientes beneficios de los empresarios se encauzan en la recién creada Viviendas de Vizcaya y dos ejemplos de poblado industrial: Firestone Hispania en Galdácano y Babcock&Wilcox en Portugalete.

Pero ante el debate teórico las realizaciones son muy escasas y en la década de los 50 los arquitectos comienzan a discutir sobre los modos más adecuados para construir miles de viviendas en poco tiempo y a bajo precio.

A partir de 1960 el público reconoce su incapacidad para responder a la creciente demanda y da facilidades para que el privado asuma tal competencia. La casa en propiedad se plantea entonces en términos de producto y el Gran Bilbao deja de pensarse en torno al espacio privado de setenta metros cuadrados y al espacio público de escala humana. Aparecen las grandes promociones en altura y desaparece el espacio íntimo vecinal. La calle asfaltada sustituye al jardín natural, el Ensanche se completa con casas para la burguesía media y alta y los arquitectos abandonan su preocupación por la cuestión de la vivienda social.

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Sección
Artículos