Dialéctica entre movilidad e inmovilidad en el videoarte: La imagen videográfica que tiende al estatismo

Resumen

De la escritura del movimiento cinematográfica, al ‘yo veo’ del vídeo, no sólo hay un cambio etimológico, sino también un cambio en la relación con imagen en movimiento. A la imagen-devenir proyectada, intocable, de las salas de cine, se suma una imagen doméstica, controlable con el mando a distancia. Las tecnologías digitales nos permiten manipular su movimiento, re-mezclarla, aplicar filtros... El presente estudio parte del análisis de cómo desde el videoarte surgieron obras que aprovechan la cualidad híbrida del medio. Analizando la utilización del ralenti, Serge Daney (1989) habla de una dialéctica entre movilidad e inmovilidad instalada en la imagen contemporánea: si en cine la visión de la movilidad ha ido ligada a la inmovilidad del espectador, en la instalación audiovisual, el espectador se desplaza ante una imagen cada vez menos móvil. Tras el análisis del gran número de obras videográficas que tienden al estatismo, nuestra hipótesis es que dicha tendencia es una reacción ante la hiper-movilidad del espectador y ante su enorme capacidad de manipular la imagen; una especie de pulsión de muerte de la imagen cinética, que busca su límite casi abandonando aquello que la define. Esta tendencia que se iniciara en los 80-90, se ha reforzado posteriormente, pudiéndose establecer una clasificación de las distintas estrategias que trabajan entre movilidad e inmovilidad: los ralentis extremos de Douglas Gordon; los vídeos pictóricos de Bill Viola y Sam Taylor Word; los vídeo-retratos de Robert Wilson y de Fiona Tan; la imagen que tartamudea de Martin Arnold; las narraciones en suspenso de Rodney Graham y Bill Viola. El estudio de dichas obras y de sus imágenes disecadas, casi violentadas, demuestra que estas estrategias exigen otro tipo de espectador, un sujeto más contemplativo, que rechace la trepidación de la imagen consumible y que se pare, por unos instantes, a re-pensarlas.